Programa

Más de una treintena de municipios de la provincia se iluminan en la noche de San Antón para celebrar, de manera variopinta, la festividad del santo protector del fuego y de los animales. Es una de las celebraciones más arraigadas y ancestrales de Jaén y en todas ellas el elemento característico es el fuego, símbolo de unidad y renovación ligada al año nuevo.

En la capital suele coincidir con la Carrera Urbana Internacional 'Noche de San Antón'. Al finalizar la carrera los jiennenses se se reúnen alrededor de una hoguera donde se canta y baila el melenchón, posiblemente el baile más propio de Jaén.  Las hogueras están relacionadas con el ciclo del cultivo del olivo y las labores del olivar, siendo los restos de poda el material fundamental de las 'lumbres'.  Antiguamente, se añadían los capachos de esparto inservibles tras prensar la aceituna siendo estos un excelente combustible para las lumbres. Éstas tenían también, en otros tiempos, connotaciones mágicas: con ellas se quería ahuyentar las enfermedades y las plagas. 

Además de los bailes tradicionales, la gastronomía tiene un protagonismo especial con la degustación de la calabaza batatera o el carruécano asado al horno con azúcar y canela, morcillas o chorizos de la reciente matanza, etc. Por supuesto, todo lo dicho regado con un vino o una cerveza.