Hospital de Santiago

Calle Obispo Cobos, 2. 23400, Úbeda Cómo llegar

Monumento declarado Bien de Interés Cultural el 3 de abril de 1917. Don Diego de los Cobos y Molina, hermano de Juan Vázquez de Molina y pariente del famoso secretario de Carlos V, don Francisco de los Cobos, prosiguiendo con la trayectoria edilicia familiar en la ciudad de Úbeda concibió la idea de fundar un gran hospital con la advocación de Santiago, Patrón de España. Fue don Diego de los Cobos uno de los personajes importantes del Jaén del siglo XVI. Destacó como teólogo y canonista, fue obispo de Ávila y de Jaén (1560-1565) y miembro del Consejo de Felipe II. Murió en Toledo, en 1565, mientras asistía a un concilio provincial para promulgar las disposiciones del Concilio de Trento.

Información

Horario

De 10 a 14 y de 17 a 21.

El 17 de septiembre de 1562 redactó los estatutos fundacionales, precisándose de manera clara en la primera de las cláusulas la autoría por parte de Andrés de Vandelvira de la totalidad del proyecto: “Primeramente mandamos que la dicha casa y hospital se acabe según el orden y traza que tiene dada Andrés de Vandelvira, maestro de cantería, conforme a la cual la dicha obra está comenzada (...)”. Las funciones de este magno conjunto son varias y están relacionadas con la vida y obra de su fundador. En primer lugar, es hospital para enfermos de “bubas” (después se amplió la asistencia a otras enfermedades); en segundo lugar, capilla para el culto divino, que ha de levantarse “(...) conforme a la traza que tiene dada el dicho Andrés de Vandelvira, maestro de cantería (...)”. En tercer lugar, enterramiento “(...) Donde sea nuestro cuerpo sepultado y traído de donde quisiera que muriéramos (…)”; pero además se reservarían unas habitaciones para su residencia particular en el ala Este.

El edificio debía albergar a todo tipo de personal destinado al mantenimiento sanitario y espiritual. Edificado sobre un amplio solar fuera de las murallas, como era preceptivo para esta obras de carácter sanitario-asistenciales de gran envergadura, cercano a la ermita de San Lázaro y, por tanto, a la entrada de Úbeda desde Baeza. Este hospital, como otros tantos construidos en el siglo XVI en España, por su enorme monumentalidad estaba destinado a convertirse en indiscutible nudo urbano en la expansión extramuros de Úbeda. Efectivamente, en la actualidad es uno de los hitos arquitectónicos y culturales más importantes de la ciudad.

La construcción se inició antes de 1562, pero por causas desconocidas las obras se interrumpieron durante casi dos años, para continuar ya a finales de 1564 y no detenerse hasta su terminación en 1575, diez años después de la muerte de su fundador. Su gran fachada, articulada en dos plantas, es de traza apaisada y de extrema sobriedad; está precedida por una amplia lonja sobre elevada de la calzada adornada por cuatro gruesas columnas dóricas con leones asentados en ellas que sostienen el escudo del fundador. La portada de acceso, con un relieve en el que se representa a un Santiago Matamoros, y dos grandes torres a los extremos sin función aparente terminan monumentalmente el conjunto por este lado Sur, quedando el resto de los lados perfectamente aislados del exterior por altos muros y dependencias. El patio central, al modo de los palacios, se articula con dobles pandas en sus cuatro lados conformadas con cinco arcos de medio punto rebajados apeados en elegantes columnas de mármol blanco de orden corintio. La escalera, de grandes dimensiones, se cubre con una soberbia bóveda decorada con un amplio programa iconográfico en el que se representan, entre otras figuras, efigies de reyes hispanos, desde Alfonso VIII a Felipe II; en el frente de la misma luce un gran escudo de Don Diego de los Cobos. A los lados de este patio central, orientados a los espacios exteriores cercados, se alzan dos patios secundarios columnados, también de elegante traza.

La iglesia se abre al patio a través de tres grandes y bellísimas rejas, labradas entre 1573 y 1575 por el maestro ubetense Juan Álvarez de Molina, según proyecto de Vandelvira. Es la pieza más novedosa y se aleja de lo hecho hasta ahora en este tipo de espacios eclesiásticos. Aquí Andrés de Vandelvira diseña una forma poco habitual dentro de su producción. Un gran rectángulo, con dos torres en su centro, que internamente se convierten en tribunas y que dan lugar a su vez a otros dos rectángulos separados por estos cuerpos volumétricos. El resultado es una original planta en forma de “H” con la capilla mayor destacada, cubriéndose el espacio central con bóvedas baídas y las capillas laterales con bóvedas de medio cañón. Las bóvedas del tramo central se embellecen con frescos pintados a fines del XVI por Pedro de Raxis y Gabriel de Rosales, autores también de la decoración de la sacristía y antesacristía.

Con este conjunto monumental Andrés de Vandelvira finaliza de manera extraordinaria la serie de intervenciones llevadas a cabo en la ciudad de Úbeda, siendo en cualquier caso una de sus obras más sobresalientes y uno de los más soberbios ejemplos de la arquitectura hospitalaria española del siglo XVI.

OTRAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS NO ARQUITECTÓNICAS

El conjunto arquitectónico de este Hospital fue ornamentado con importantes obras de arte (pinturas, sillería, rejas, retablos, etc.), que a nuestros días han llegado parcialmente conservadas. Aún permanecen en su sitio las tres rejas que cierran las arquerías de acceso a la iglesia, a través de las cuales y desde el patio principal los fieles podían orar o visualizar su interior. En 1573 el rejero Juan Álvarez de Molina contrató la confección de las tres rejas con arreglo a la muestra y condiciones hechas por Andrés de Vandelvira, responsable de la obra arquitectónica, pero también de buena parte de la decorativa. Sabido es que Vandelvira fue un buen conocedor y diseñador de la técnica de la rejería. Domínguez Cubero opina que “(... la reja renacentista de Jaén nació por Úbeda y precisamente debida a diseños de Andrés de Vandelvira...)”.

De gran envergadura fue el programa pictórico al fresco desarrollado en el gran cajón de escalera, iglesia, antesacristía y sacristía a lo largo del último cuarto del siglo XVI, todo atribuido a los pintores Gabriel Rosales y Pedro de Raxis. En la escalera se representan obispos, vírgenes, reyes de España, el gran escudo del fundador Diego de los Cobos, etc.; en la antesacristía, profetas, atlantes y cariátides; en la sacristía dioses olímpicos, Padres de la Iglesia, fundadores de órdenes religiosas y escudos heráldicos; en la iglesia, el castigo de Adán y Eva, la muerte de Abel e imitación de mármoles y cartelas con epigrafía; en el sotocoro el pecado original y la expulsión del Paraíso. El gran retablo (destruido entre otros muebles en 1936) fue tallado por Blas Briñón y Luis de Zayas, corriendo el dorado y pintura a cargo de los pintores Rosales y Rajis. De Rajis es el lienzo de un Santiago Matamoros colgado en la capilla en el lado de la Epístola. Briñon labró también la sillería, cuyos restos recompuestos –a modo de retablo- se pueden admirar en la Capilla Mayor.