Oppidum de Puente Tablas

Yacimientos Arqueológicos

JV-3012, 15. 23009, Jaén Cómo llegar

La ciudad fortificada de Puente Tablas se localiza a 4 kilómetros de Jaén. A lo largo de sus treinta años de investigación, el yacimiento ha evidenciado su gran valor patrimonial a través de una amplia ocupación humana del lugar, desde la Edad del Bronce hasta época Islámica, pero la fase más importante es el periodo ibérico, principalmente el siglo IV a.C.

Información

Horario

De martes a domingo y días festivos: desde las 9:00 h. a las 15:00 h.

Lunes: cerrado

En esta ciudad fortificada ibérica se puede conocer como vivían los íberos del alto Guadalquivir, contemplar una de las más potentes fortificaciones con más de 300 metros conservados y una potencia de más de 5 metros de altura. El visitante puede entrar a la ciudad caminando por donde en su día lo hicieron los antiguos pobladores del oppidum y atravesar la conocida Puerta del Sol.

Una vez que se accede al yacimiento, primeramente se puede visitar el Centro de Interpretación ubicado junto al parking. En este moderno centro se explica al visitante como se desarrolló la vida en una ciudad ibérica a lo largo de todo un año, pasando por las distintas estaciones del año, las distintas actividades que se desarrollaban en el seno de la una familia y como se articulaba una ciudad en al que se conocen como eran sus casas, el palacio de los príncipes, los espacios religiosos, etc.
Las recientes investigaciones llevadas a cabo en Puente Tablas por la Universidad de Jaén, han puesto de manifiesto la gran importancia que adquirió la ciudad en el siglo IV a.C. Lo más destacado es la conocida Puerta del Sol, junto a la cual se ha descubierto un interesante santuario dedicado a una divinidad femenina. Es una puerta monumental, construida a principios del siglo IV a.C., está orientada hacia el este, hacia la salida del sol. Durante los equinoccios de otoño y primavera (entre los días 20 al 25 de septiembre y entre los días 20 y 25 de marzo) la luz del amanecer atraviesa la puerta e ilumina con los primeros rayos la figura de la diosa que se localizó junto a la puerta. Se trata de un ritual ancestral relacionado con la fecundidad de la naturaleza, la vida y la muerte, la riqueza y quizás el amor.
Junto a la puerta, también se localizó un santuario construido en varias terrazas donde destacan varias cuevas que seguramente formaban parte de un oráculo.
En el centro del poblado se puede visitar una manzana de casas completamente excavada. Se trata de varias viviendas en las cuales se conservan el patio y varias habitaciones e incluso el inicio de una segunda planta a la que se accedería por escaleras; almacenes comunales, etc. El urbanismo de la ciudad se configura en una retícula cuadrangular entre calles paralelas que discurren a todo lo largo de la meseta del oppidum. En uno de los extremos encontramos el palacio del príncipe íbero, con grandes habitaciones de recepción, patios porticados, grandes cuadras, almacenes, hornos, e incluso una bodega y almazara.