
La figura de Andrés de Vandelvira
Descubre en toda su plenitud al gran Maestro Andrés de Vandelvira
El recorrido se inicia por dominios del poderoso Secretario, Francisco de los Cobos, para pasar a los de otra ilustre familia para la que también trabajó Vandelvira: los Benavides, condes de Santisteban, cuyo Condado limita con el Adelantamiento de Cazorla y con las estribaciones de Sierra Morena donde se llevó a cabo la colonización de Carlos III. Confluencia de épocas y estilos se dan la mano en este interesante territorio, también de extraordinaria belleza natural.
Biografía del artista
Andrés de Vandelvira (1505-1575) es el arquitecto más destacado de cuantos trabajan en el siglo XVI en Jaén y uno de los tres nombres fundamentales dentro de la arquitectura del Renacimiento en Andalucía, junto con Siloe y Hernán Ruiz II, y por tanto en la primera línea de la arquitectura española de su época.
Nacido en Alcaraz (Albacete), donde comienza su carrera como simple cantero, pronto de la mano del que será luego su suegro, Francisco de Luna, se traslada a Uclés (Cuenca) sede del convento de la Orden Militar de Santiago en la que Luna gozaba de gran predicamento como maestro cantero. Allí tendría ocasión de tomar contacto con el primer Renacimiento, muy decorativo, el llamado “plateresco”. Enseguida se traslada hacia el sur para fijar su residencia en Villanueva de los Infantes, sin duda por razones de trabajo relacionadas con la iglesia parroquial de San Andrés de aquella localidad. Desde allí y en compañía de Luna recorre las villas de la Sierra de Seg ...
Andrés de Vandelvira (1505-1575) es el arquitecto más destacado de cuantos trabajan en el siglo XVI en Jaén y uno de los tres nombres fundamentales dentro de la arquitectura del Renacimiento en Andalucía, junto con Siloe y Hernán Ruiz II, y por tanto en la primera línea de la arquitectura española de su época.
Nacido en Alcaraz (Albacete), donde comienza su carrera como simple cantero, pronto de la mano del que será luego su suegro, Francisco de Luna, se traslada a Uclés (Cuenca) sede del convento de la Orden Militar de Santiago en la que Luna gozaba de gran predicamento como maestro cantero. Allí tendría ocasión de tomar contacto con el primer Renacimiento, muy decorativo, el llamado “plateresco”. Enseguida se traslada hacia el sur para fijar su residencia en Villanueva de los Infantes, sin duda por razones de trabajo relacionadas con la iglesia parroquial de San Andrés de aquella localidad. Desde allí y en compañía de Luna recorre las villas de la Sierra de Seg ...
Andrés de Vandelvira (1505-1575) es el arquitecto más destacado de cuantos trabajan en el siglo XVI en Jaén y uno de los tres nombres fundamentales dentro de la arquitectura del Renacimiento en Andalucía, junto con Siloe y Hernán Ruiz II, y por tanto en la primera línea de la arquitectura española de su época.
Nacido en Alcaraz (Albacete), donde comienza su carrera como simple cantero, pronto de la mano del que será luego su suegro, Francisco de Luna, se traslada a Uclés (Cuenca) sede del convento de la Orden Militar de Santiago en la que Luna gozaba de gran predicamento como maestro cantero. Allí tendría ocasión de tomar contacto con el primer Renacimiento, muy decorativo, el llamado “plateresco”. Enseguida se traslada hacia el sur para fijar su residencia en Villanueva de los Infantes, sin duda por razones de trabajo relacionadas con la iglesia parroquial de San Andrés de aquella localidad. Desde allí y en compañía de Luna recorre las villas de la Sierra de Segura, dominios de la Orden santiaguista, para reparar y proyectar iglesias parroquiales en Hornos, Segura y Orcera.
Este primer contacto con territorio jiennense lo consolida pronto al establecerse en torno a la mitad de 1530 en Villacarrillo, casado ya con Luisa de Luna, primer hogar familiar y donde adquirió diversas fincas a lo largo del tiempo, así como la fundación de una capellanía en la iglesia parroquial, por lo que Villacarrillo será ya el solar para sus descendientes, sus siete hijos. La construcción del templo sería de nuevo la causa de su afincamiento. No obstante desde el primer momento de su llegada simultaneaba su trabajo con encargos en lugares de la comarca, como Sabiote y sobre todo Úbeda, la próspera ciudad de Francisco de los Cobos, a cuyo reclamo para la edificación de la Capilla de El Salvador acude en 1536 para hacerse cargo de las obras proyectadas por Diego de Siloe, pero con originales aportaciones suyas a partir de 1540 como la sacristía y portadas laterales.
A partir de esta obra y de estas fechas el compromiso con las empresas constructivas de Cobos en Úbeda y los nuevos dominios adquiridos, Sabiote y Cazorla o Torres, entre otros, ligarán a Vandelvira con la ciudad a la que acaba trasladándose sin cerrar nunca la casa de Villacarrillo. Su creciente prestigio le lleva a ser requerido por distintos comitentes de la nobleza como Diego Valencia de Benavides, para quien traza y construye su capilla funeraria, capilla mayor del convento de San Francisco de Baeza y a continuación otra intervención similar en la iglesia conventual de La Guardia, para los Señores de esta Villa cercana a Jaén, don Rodrigo Mecí y doña Mayor de Fonseca, y en la que se perfilan los elementos arquitectónicos que aparecerán en la catedral de Jaén.
En efecto, a partir de 1553, en plena madurez firma contrato como Maestro Mayor de la catedral y diócesis de Jaén, que pone en su mano no sólo el levantamiento y dirección del templo metropolitano de la diócesis, sino el control de todas las demás obras eclesiásticas, entre las que estaba también la continuación de la catedral de Baeza. Esta etapa, última de su vida, será la de mayor éxito y reconocimiento. Simultaneó la maestría de Jaén con la de Cuenca, caso insólito, siendo requerido para informes y pareceres por las catedrales de Sevilla, Guadix y Málaga, donde realizó una maqueta para la continuación de la obra y todo ello sin abandonar obras de carácter civil, públicas y privadas, que comprenden desde las Casas de Corregimiento de Baeza al palacio de Juan Vázquez de Molina, en Úbeda, Pósitos y puentes para terminar al final de su vida con una obra excepcional como el Hospital de Santiago de Úbeda por encargo del obispo Diego de los Cobos.
Anecdotario / Curiosidades
En la biografía de Andrés de Vandelvira llama la atención la cantidad de lugares en que trabajó y la distancia entre ellos. El maestro se movió en un amplio radio que iba desde Cuenca al norte, Sevilla al oeste, Málaga al sur y Guadix y quizá algún punto más al noreste, todo ello teniendo en cuenta que su centro lo tuvo en el eje Jaén-Úbeda, sorprende los muchos kilómetros recorridos en un tiempo relativamente corto teniendo en cuenta el medio de transporte, a lomos de caballería.
Este hecho está vinculado a su enorme capacidad de trabajo, lo que tenía en un alto concepto. En su testamento recalca con orgullo y sentido de justicia la separación entre los bienes aportados por su mujer al matrimonio y los que él aportaba, cien mil maravedíes que yo había ganado, y luego precisa que las fincas y los frutos que guardaba en las cámaras de su casa en Villacarrillo eran ganado y adquirido por mi industria y trabaxo después del fallecimiento de la dicha Luisa de Luna, mi muger, ...
En la biografía de Andrés de Vandelvira llama la atención la cantidad de lugares en que trabajó y la distancia entre ellos. El maestro se movió en un amplio radio que iba desde Cuenca al norte, Sevilla al oeste, Málaga al sur y Guadix y quizá algún punto más al noreste, todo ello teniendo en cuenta que su centro lo tuvo en el eje Jaén-Úbeda, sorprende los muchos kilómetros recorridos en un tiempo relativamente corto teniendo en cuenta el medio de transporte, a lomos de caballería.
Este hecho está vinculado a su enorme capacidad de trabajo, lo que tenía en un alto concepto. En su testamento recalca con orgullo y sentido de justicia la separación entre los bienes aportados por su mujer al matrimonio y los que él aportaba, cien mil maravedíes que yo había ganado, y luego precisa que las fincas y los frutos que guardaba en las cámaras de su casa en Villacarrillo eran ganado y adquirido por mi industria y trabaxo después del fallecimiento de la dicha Luisa de Luna, mi muger, ...
En la biografía de Andrés de Vandelvira llama la atención la cantidad de lugares en que trabajó y la distancia entre ellos. El maestro se movió en un amplio radio que iba desde Cuenca al norte, Sevilla al oeste, Málaga al sur y Guadix y quizá algún punto más al noreste, todo ello teniendo en cuenta que su centro lo tuvo en el eje Jaén-Úbeda, sorprende los muchos kilómetros recorridos en un tiempo relativamente corto teniendo en cuenta el medio de transporte, a lomos de caballería.
Este hecho está vinculado a su enorme capacidad de trabajo, lo que tenía en un alto concepto. En su testamento recalca con orgullo y sentido de justicia la separación entre los bienes aportados por su mujer al matrimonio y los que él aportaba, cien mil maravedíes que yo había ganado, y luego precisa que las fincas y los frutos que guardaba en las cámaras de su casa en Villacarrillo eran ganado y adquirido por mi industria y trabaxo después del fallecimiento de la dicha Luisa de Luna, mi muger, y asi son bienes mios y por cierto y adquirido con el trabaxo de mi persona.
De su sentido de la justicia da cuenta también la cláusula en su testamento del reparto de los bienes entre sus hijos: Que todos mis hijos sean igualados, de manera que mis bienes lleve tanto el uno como el otro conforme a las declaraciones…porque mi intención y voluntad es de no agraviar a los unos más que a los otros y que si no pudieren ser iguales con lo que tienen recebido los que estén casados que vuelvan a los otros lo que demás olieren, de manera que todos queden iguales y ruego y encargo a todos mis hijos que tengan entre sí amor como el deudo les obliga.
Igualmente entre sus compañeros de oficio gozaba de fama de hombre justo, como pone de relieve el cantero Diego Gómez cuando no satisfecho con la cantidad en que se tasaba una fuente que hizo en Villacarrillo, pone por tasador de su parte a Andrés de Vandelvira, lo que motiva la siguiente pregunta por parte de la justicia a otros testigos: ..E si saben que el dicho Andrés de Baldelvira es uno de los más ábiles maestros del dicho oficio de cantería destos reynos e de muy buena conçiencia e por cuya mano pasa la mayor parte de las tasaciones de todas estas comarcas.
Otro episodio de su juventud, trabajando en el convento de Uclés, revela mejor, no ya su sentido de la justicia sino la valentía en la defensa de sus principios. Ocurrió que se presentó un día el juez Tomás de Ribera llegó al convento en busca de unos malhechores que decía se habían refugiado allí, ante la oposición del portero a que pasara por tratarse de una jurisdicción sacra, el juez siguió adelante y en la segunda puerta se enfrentó al religioso encargado de las obras, amenazándolo con apresarlo si se resistía, entonces hace su aparición el joven Vandelvira, que en calma y con respeto le advierte que el portero tenía orden de no dejar pasar ni al mismo emperador. La respuesta del juez fue instar al fraile que le diera 200 bastonazos en castigo al atrevido cantero, que al final se vio humillado haciéndole montar sobre un burro y pasearlo por la villa al modo de los procesados por la Inquisición.
De los siete hijos que tuvo, seis varones y una mujer, el más fiel seguidor de la profesión fue su primogénito, Alonso. También lo fueron en principio el tercero y el sexto, Francisco y Cristóbal, pero el primero murió pronto y el segundo entró en religión. El cuarto, Pedro, presbítero, y beneficiado de la Colegiata de Castellar, fue el primer capellán de la capellanía fundada por el padre. Juan, el quinto estudió en Baeza y del menor, Bernardino, sólo sabemos que era el patrono de la capellanía en 1620. La hija, se llamaba Catalina de Luna.
La obra de Andrés de Vandelvira
La obra de Andrés de Vandelvira se caracteriza, en pocas palabras, por su solidez constructiva y la constante experimentación con el lenguaje arquitectónico.
La solidez constructiva le viene dada por su dominio de la estereotomía o técnica del corte de la piedra, material fundamental con el que trabaja. Tal conocimiento, aunque heredado de la rica tradición medieval y compartido por la mayoría de los maestros constructores en España, sin embargo en manos de Vandelvira conocerá una extraordinaria conversión o adaptación al lenguaje “romano” o “antiguo”, que era el lenguaje del Renacimiento. Esto significa cortar cada una de las piezas o dovelas de piedra, que conforman todo el conjunto espacial construido, con la forma precisa para que encajadas una con otra se sostengan por si mismas. La dificultad será la del cerramiento del espacio con superficies curvas y los huecos, dado el uso sistemático del arco de medio punto que domina en la arquitectura anti ...
La obra de Andrés de Vandelvira se caracteriza, en pocas palabras, por su solidez constructiva y la constante experimentación con el lenguaje arquitectónico.
La solidez constructiva le viene dada por su dominio de la estereotomía o técnica del corte de la piedra, material fundamental con el que trabaja. Tal conocimiento, aunque heredado de la rica tradición medieval y compartido por la mayoría de los maestros constructores en España, sin embargo en manos de Vandelvira conocerá una extraordinaria conversión o adaptación al lenguaje “romano” o “antiguo”, que era el lenguaje del Renacimiento. Esto significa cortar cada una de las piezas o dovelas de piedra, que conforman todo el conjunto espacial construido, con la forma precisa para que encajadas una con otra se sostengan por si mismas. La dificultad será la del cerramiento del espacio con superficies curvas y los huecos, dado el uso sistemático del arco de medio punto que domina en la arquitectura anti ...
La obra de Andrés de Vandelvira se caracteriza, en pocas palabras, por su solidez constructiva y la constante experimentación con el lenguaje arquitectónico.
La solidez constructiva le viene dada por su dominio de la estereotomía o técnica del corte de la piedra, material fundamental con el que trabaja. Tal conocimiento, aunque heredado de la rica tradición medieval y compartido por la mayoría de los maestros constructores en España, sin embargo en manos de Vandelvira conocerá una extraordinaria conversión o adaptación al lenguaje “romano” o “antiguo”, que era el lenguaje del Renacimiento. Esto significa cortar cada una de las piezas o dovelas de piedra, que conforman todo el conjunto espacial construido, con la forma precisa para que encajadas una con otra se sostengan por si mismas. La dificultad será la del cerramiento del espacio con superficies curvas y los huecos, dado el uso sistemático del arco de medio punto que domina en la arquitectura antigua o al “romano”. Aquí es donde Vandelvira unirá su experiencia manual a un conocimiento matemático euclidiano, que le permitirá realizar atrevidas bóvedas circulares o cuadradas, pero siempre con perfil curvo, conocidas como bóvedas vaídas, que dan la sensación de ingravidez y ligereza a espacios cerrados por toneladas de piedra.
Este virtuosismo exige una constante experimentación con las formas que explica las variaciones de su estilo a lo largo de su obra, teniendo en cuenta también los contactos con otros arquitectos más experimentados. Así, hasta su llegada a Úbeda y conocimiento de Diego de Siloe, no encontramos especiales soluciones estereotómicas en su obra y si en cambio una prolija labor ornamental recubriendo las superficies, acorde con el llamado estilo plateresco, visible en Uclés y en la portada del alhorí de Alcaraz(1530) o incluso ya en Úbeda en la capilla del deán Ortega en San Nicolás, a él atribuida.
A partir de 1540 se produciría un giro a favor de planteamientos estructurales innovadores a partir de trazas propias para el Salvador de Úbeda, en concreto la sacristía con su portada y espacio de acceso, donde domina la anamorfosis como atrevido juego en el dominio de las formas realizadas por cortes de piedra.
La presencia de la figura humana casi exenta o en alto relieve sustituye también a la menuda y prolija decoración fantástica que domina en el plateresco. Esta potenciación de lo plástico escultural se debe a la colaboración del francés Esteban Jamete.
Equilibrio entre experimentación estructural y decoración dominan en su obra de madurez de las décadas de 1550 y 1560, para desembocar en los últimos cinco años de su vida con el triunfo de la masa y los volúmenes puros con una mínima decoración muy geométrica en apoyo de los valores estructurales, representado sobre todo en el Hospital de Santiago de Úbeda.
Rasgos o idiolectos particulares de su arquitectura son:
- Columnas de fuste muy delgado en patios interiores
- Fustes acanalados con el tercio inferior ocupado por bastones a desigual altura, alternantes, y a veces con guirnaldas en piedra al gusto francés.
- Continuar la composición del plano de fachada por los laterales.
- Uso frecuente de parteluz en ventanas o balcones
- Empleo de discos, con o sin cerámica, en el interior de los frontones.
- Uso frecuente de frisos “hinchados” en el orden jónico, inspirado en Serlio.
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