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Periodo orientalizante
El nacimiento de los príncipes y la invención de los oppida
El año 208 a.C. marcará un hito importante en nuestro territorio, con la victoria de Escipión en la batalla de Baecula. Se abre la última etapa de la periodización de la historia de los íberos bajo el dominio de Roma, que durará hasta la desaparición de la cultura ibera como entidad reconocible, lo que se hará patente a principios del siglo I d.C. Se inicia un largo periodo en el que desaparecen muchos oppida y otros son convertidos en ciudades romanas con nuevas estrategias económicas y nuevos modelos políticos municipales. La ciudad Ibero-romana de Cástulo en Linares es uno de los mejores sitios arqueológicos para comprender esta última etapa de la cultura ibera.
La heroización de los príncipes
La heroización de los príncipes y la concentración del poblamiento en el oppidum
En esta segunda etapa definida desde el inicio del siglo V a.C. hasta finales del siglo IV a.C., los oppida se convirtieron en la unidad política del linaje de cada príncipe identificándose sus gentes por la pertenencia al oppidum y no a un pueblo. El poder del príncipe se consolida definitivamente y los oppida se identifican como la gran unidad de residencia. Estos hechos coincidieron con una nueva ideología que olvidaba los viejos modelos de poder orientalizantes en pos del desarrollo de formas de poder heroicas. El Príncipe mostraba su fuerza más por el reconocimiento de quienes lo apoyaban, -clientes, artesanos,…-, que de su origen sagrado y lo hacía representándose en esculturas con todo su poder. Este esquema social ha quedado muy patente en los cementerios donde los príncipes se entierran con sus familias y sus clientes de una forma ordenada, y muestran en sus ajuares f ...
La heroización de los príncipes y la concentración del poblamiento en el oppidum
En esta segunda etapa definida desde el inicio del siglo V a.C. hasta finales del siglo IV a.C., los oppida se convirtieron en la unidad política del linaje de cada príncipe identificándose sus gentes por la pertenencia al oppidum y no a un pueblo. El poder del príncipe se consolida definitivamente y los oppida se identifican como la gran unidad de residencia. Estos hechos coincidieron con una nueva ideología que olvidaba los viejos modelos de poder orientalizantes en pos del desarrollo de formas de poder heroicas. El Príncipe mostraba su fuerza más por el reconocimiento de quienes lo apoyaban, -clientes, artesanos,…-, que de su origen sagrado y lo hacía representándose en esculturas con todo su poder. Este esquema social ha quedado muy patente en los cementerios donde los príncipes se entierran con sus familias y sus clientes de una forma ordenada, y muestran en sus ajuares f ...
La heroización de los príncipes y la concentración del poblamiento en el oppidum
En esta segunda etapa definida desde el inicio del siglo V a.C. hasta finales del siglo IV a.C., los oppida se convirtieron en la unidad política del linaje de cada príncipe identificándose sus gentes por la pertenencia al oppidum y no a un pueblo. El poder del príncipe se consolida definitivamente y los oppida se identifican como la gran unidad de residencia. Estos hechos coincidieron con una nueva ideología que olvidaba los viejos modelos de poder orientalizantes en pos del desarrollo de formas de poder heroicas. El Príncipe mostraba su fuerza más por el reconocimiento de quienes lo apoyaban, -clientes, artesanos,…-, que de su origen sagrado y lo hacía representándose en esculturas con todo su poder. Este esquema social ha quedado muy patente en los cementerios donde los príncipes se entierran con sus familias y sus clientes de una forma ordenada, y muestran en sus ajuares funerarios artículos de lujo, como los grandes vasos griegos. Para asegurarse su poder también ofrecen a sus clientes algunos de estos objetos como las copas griegas o las armas, como se observa en casos como Toya en Peal de Becerro o Castellanes de Ceal en Hinojares.
Los territorios políticos
La expansión del poder de los príncipes, el nacimiento de los territorios políticos (estados)
Desde finales del siglo IV a.C. desaparece el poder local del oppidum y se definen los grandes territorios gobernados por un príncipe, tal y como se conoce gracias a los escritos de griegos y romanos. Así Orisson un príncipe del norte de la provincia de Jaén gobernaba sobre doce ciudades fortificadas cuando venció al general cartaginés Amilcar Barca, o Culchas que controlaba un territorio de veintiocho oppida. Lógicamente las capitales de estos reinos alcanzaron el grado de auténticas ciudades como Cástulo, Ipolca o Baecula. Esta fase se vio troncada por la invasión romana cuando Escipión venció a los cartagineses el año 208 a.C en la batalla de Baecula en Santo Tomé.
La romanización de los príncipes
La desaparición de los estados íberos bajo el poder de Roma
El año 208 a.C. marcará un hito importante en nuestro territorio, con la victoria de Escipión en la batalla de Baecula. Se abre la última etapa de la periodización de la historia de los Íberos bajo el dominio de Roma, que durará hasta la desaparición de la cultura ibera como entidad reconocible, lo que se hará patente a principios del siglo I d.C. Se inicia un largo periodo en el que desaparecen muchos oppida y otros son convertidos en ciudades romanas con nuevas estrategias económicas y nuevos modelos políticos municipales. La ciudad Íbero-romana de Cástulo en Linares es uno de los mejores sitios arqueológicos para comprender esta última etapa de la cultura ibera.