El ancho camino se adentra por la cerrada de San Ginés, paralela al arroyo. El cauce ha sido modelado caprichosamente por la acción del agua, dando origen a singulares saltos y pequeñas pozas de agua. Algunos tramos están flanqueados por abruptos paredones rocosos. En sus orillas encontramos una excepcional vegetación con diversas especies endémicas, así como tejos, acebos y hasta algunos abedules, árbol puramente norteño y escasísimo en el Parque Natural.

Continuamos hasta donde la pista se bifurca y seguimos a nuestra izquierda, acompañaos por magníficos pinares. El trazado sinuoso del camino nos permite un ascenso de manera suave hasta el Collado del Perenoso, donde tenemos una panorámica espectacular de todo este entorno. Este es el lugar de partida hacia pico del Blanquillo o Pedro Miguel.

El recorrido hasta aquí tiene sobrados atractivos para hacerlo, pero si queremos emociones más fuertes, podemos ascender a esta extraordinaria cumbre. Tomamos a nuestra derecha un estrecho sendero que discurre por una suave loma entre pinos salgareños en su primer tramo.

Continuamos por esta senda, a través de una pequeña cornisa que cruza en diagonal una pared rocosa, y con mucha precaución pasamos algunos tramos que tienen cierta dificultad. Seguimos por el sendero, pasando un arroyuelo que desciende desde la cumbre, y llegamos a un pequeño llano, que recibe el nombre de “La Carrasquilla”, desde donde vemos la dominante mole caliza, la vegetación almohadillada de la alta montaña y los pinos achaparrados que nos indican las extremas condiciones climatológicas de este lugar.

Desde aquí ya observamos el tramo final de esta ruta. Nos dirigiremos hacia un pequeño collado y desde allí seguimos la cuerda, por donde la llegada a la cima es más sosegada. Una vez en la cumbre tenemos ante nosotros toda la inmensidad y belleza de estos insólitos lugares.