Este municipio forma parte de:

Alcalá la Real
La noble y leal ciudad de Alcalá la Real, según reza en su título, está situada al sur de la provincia, en la confluencia con las de Córdoba y Granada, sobre una amplia meseta dominada por el cerro de la Mota, en el centro de una comarca montañosa cubierta de olivares.
A los pies de la famosa fortaleza de la Mota y de las murallas circundantes, Monumento Nacional desde 1931, se extiende la ciudad de Alcalá la Real, con su estructura urbana de origen árabe, sus calles empinadas abigarradas de casas y repletas de sorpresas, casas señoriales, iglesias y detalles arquitectónicos, muestras de su esplendor y de su rico pasado histórico. La iglesia de Consolación, la de Santo Domingo, la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, la iglesia de San Juan Bautista, el palacio Abacial, el ayuntamiento y la fuente del Pilar de los Álamos son ejemplos de ello.
Desde el mirador del barrio de Las Cruces, el visitante puede disfrutar de una magnífica vista de Alcalá la Real y su antigua ciudad fortificada.
Información
Zona turística: Sierra Sur y Campiña de Jaén
Distancia a la capital (km): 71
Altitud sobre el nivel del mar (m): 918
Extensión (Km2): 262
N° de Habitantes: 22524
Gentilicio: Alcalaínos
Código postal: 23680
Oficina de Información Turística Palacio Abacial: 953 582 077
Oficina de Información Turística Fortaleza de la Mota: 953 102 688
Cultura
La expansión extramuros se inicia a través de la calle Real y se irán replicando y construyendo edificios religiosos y civiles, entre ellos las iglesias del Rosario y la Veracruz, que junto a San Francisco y la puerta de Alcalá forman parte del patrimonio desaparecido.
Desde el paseo de los Álamos, con San Antón y el antiguo convento de Capuchinos, hoy Biblioteca y Archivo Municipal, iniciamos un recorrido por el Llanillo, eje vertebrador de norte a sur que se convierte en el nuevo escenario de la vida local, cuyo corazón está en el Compás de Consolación.
Destacan por su elegancia las viviendas modernistas de principios del s. XX, el palacio Abacial, el convento de la Encarnación, las Angustias, la plaza del Ayuntamiento y las Casas de Enfrente.
Hoy, Alcalá la Real es un pueblo cosmopolita y hospitalario, de vecinos emprendedores que han sabido, respetando su pasado, llegar al s. XXI con la elegancia y humildad de quien se sabe de buena cuna.
- Pilar de los Álamos. Es una obra renacentista, fechada en 1552, tal y como se observa en la leyenda del friso. Muestra el frontis un gran relieve en el que dos tenantes sostienen y guarnecen el escudo de la ciudad, protegidos a su vez por dos animales fabulosos alados híbridos, con cabeza de león, cuerpo de dragón y mascarones en los extremos de la ...
Cultura
La expansión extramuros se inicia a través de la calle Real y se irán replicando y construyendo edificios religiosos y civiles, entre ellos las iglesias del Rosario y la Veracruz, que junto a San Francisco y la puerta de Alcalá forman parte del patrimonio desaparecido.
Desde el paseo de los Álamos, con San Antón y el antiguo convento de Capuchinos, hoy Biblioteca y Archivo Municipal, iniciamos un recorrido por el Llanillo, eje vertebrador de norte a sur que se convierte en el nuevo escenario de la vida local, cuyo corazón está en el Compás de Consolación.
Destacan por su elegancia las viviendas modernistas de principios del s. XX, el palacio Abacial, el convento de la Encarnación, las Angustias, la plaza del Ayuntamiento y las Casas de Enfrente.
Hoy, Alcalá la Real es un pueblo cosmopolita y hospitalario, de vecinos emprendedores que han sabido, respetando su pasado, llegar al s. XXI con la elegancia y humildad de quien se sabe de buena cuna.
- Pilar de los Álamos. Es una obra renacentista, fechada en 1552, tal y como se observa en la leyenda del friso. Muestra el frontis un gran relieve en el que dos tenantes sostienen y guarnecen el escudo de la ciudad, protegidos a su vez por dos animales fabulosos alados híbridos, con cabeza de león, cuerpo de dragón y mascarones en los extremos de la ...
Cultura
La expansión extramuros se inicia a través de la calle Real y se irán replicando y construyendo edificios religiosos y civiles, entre ellos las iglesias del Rosario y la Veracruz, que junto a San Francisco y la puerta de Alcalá forman parte del patrimonio desaparecido.
Desde el paseo de los Álamos, con San Antón y el antiguo convento de Capuchinos, hoy Biblioteca y Archivo Municipal, iniciamos un recorrido por el Llanillo, eje vertebrador de norte a sur que se convierte en el nuevo escenario de la vida local, cuyo corazón está en el Compás de Consolación.
Destacan por su elegancia las viviendas modernistas de principios del s. XX, el palacio Abacial, el convento de la Encarnación, las Angustias, la plaza del Ayuntamiento y las Casas de Enfrente.
Hoy, Alcalá la Real es un pueblo cosmopolita y hospitalario, de vecinos emprendedores que han sabido, respetando su pasado, llegar al s. XXI con la elegancia y humildad de quien se sabe de buena cuna.
- Pilar de los Álamos. Es una obra renacentista, fechada en 1552, tal y como se observa en la leyenda del friso. Muestra el frontis un gran relieve en el que dos tenantes sostienen y guarnecen el escudo de la ciudad, protegidos a su vez por dos animales fabulosos alados híbridos, con cabeza de león, cuerpo de dragón y mascarones en los extremos de las alas, que se relacionan con la guardia y defensa de la ciudad. El frontis está almenado con diez merlones. Intervino en la obra Francisco Florentín.
- Iglesia de las Angustias. Se inició su construcción en 1746, concluyéndose a principios del XIX. En consecuencia, se suceden los estilos barroco y neoclásico. Destaca la bóveda y la capilla mayor, de planta hexagonal, así como los retablos neoclásicos y una meritoria colección de cuadros de los siglos XV y XVI. En su archivo parroquial encontramos las partidas bautismales de Pablo de Rojas, Juan Martínez Montañés, Pedro de Raxis y Pep Ventura.
- Trinidad. En el emplazamiento de la antigua iglesia y convento de la Trinidad, fundado en 1475, se ha reconstruido un edificio de usos múltiples que respeta la tipología del espacio existente destinado a ser un centro expositivo y gastronómico. En los jardines de entrada se conservan restos de la maqbara, antiguo cementerio musulmán.
- Ayuntamiento. El palacio municipal es un edificio barroco de ascendencia clásica. Sobresale su portada, en mármoles rojo y negro, con las armas de la ciudad en un círculo; la planta noble, con el escudo real de Felipe V; y la galería alta, que ostenta en la clave de sus arcos una serie de mascarones alusivos a los vicios y pecados capitales. Cabe destacar el reloj, realizado por Fernando de Tapia, en 1803, con la originalidad de señalar las fases lunares.
- Palacio Abacial. Arquitectónicamente podríamos vincularlo a un austero estilo barroco, con algunas aportaciones neoclásicas. Es un conjunto robusto en el exterior, en el que sobresalen el atrevido alero y la monumental portada. En el interior destaca el patio enclaustrado, de planta rectangular, con tres cuerpos abiertos. Actualmente es la sede del Conservatorio Elemental de Música, Museo y Oficina de Turismo.
- Iglesia de San Antón. Frente al paseo de los Álamos, se levanta la actual iglesia, construida en el siglo XVIII en las proximidades de una pequeña ermita del s. XVI. Cabe destacar la perfección de su planta elíptica con bóveda de ladrillo y la portada, con tres cuerpos, junto a la que se abre una capilla al exterior en la que se venera el Cristo de la Misericordia.
Naturaleza
Alcalá la Real abarca paisajes béticos andaluces, caracterizándose por exponer una enorme diversidad y ecosistemas. Caben resaltar formaciones como los Tajos, sorprendentes cortados rocosos bajo los que la vegetación natural se preserva como muestra de lo cual en una época eran los bosques mediterráneos del sur de la península Ibérica.
Además, es interesante encontrar el área de los Llanos, extensa meseta donde la vegetación arbórea está ausente y donde resaltan las varias acumulaciones de rocas o majanos que le dan al territorio un aspecto lunar.
Alcalá la Real muestra otros paisajes, entre los que resaltan la Hoya de Charilla, sierra de la Martina, Rompezapatos y la sierra de la Camuña, cuya belleza y singularidad merece la pena encontrar y gozar.
Fiestas y Eventos
Alcalá la Real mantiene sus tradiciones ligadas a la actividad agroganadera y las fiestas religiosas.
- Para Navidad ya se ha hecho la matanza del cerdo, conservando muchos de sus productos en aceite de oliva virgen: lomo, costillas..., que llenan la despensa para la época de recogida de la aceituna.
- En la Candelaria, el 2 de febrero, se procesiona a la Virgen de las Mercedes, se le ofrecen pichones disfrazados al antojo popular y tartas de merengue que luego se reparten entre los asistentes.
- El 18 de marzo se celebra la noche de los tambores, se encienden hogueras frente a las hornacinas dedicadas al patriarca San José en los altares de las calles Abad Palomino y Oteros.
- Destaca especialmente la Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, caracterizada por la representación mímica y lo ancestral de los pregones teatralizados que tienen su origen en los autos sacramentales del Barroco.
- El 3 de mayo se celebra el día de la Cruz, adornando las numerosas cruces que hay por todo el municipio y celebrándose una verbena. Y durante todo el mes se celebra la fiesta de las flores, sobre todo en las aldeas.
- El verano comienza celebrando la feria chica para San Antonio (13 de junio) y la noche de San Juan, con la quema de la bruja en la iglesia dedicada al santo, siendo el gran momento la Real Feria de San Mateo, que se celebra del 20 al 25 de septiembre.
Gastronomía
La gastronomía alcalaína está muy ligada a sus tradiciones y fiestas. En Navidad destacan los dulces de manteca de cerdo y almendras, por supuesto los productos de la matanza (morcilla, chorizo, salchichón...) y otros conservados en aceite de oliva (lomo, costillas...).
En la Candelaria las tartas de merengue, y en Carnaval el Relleno (miga de pan, carne y huevo hervido en el cuajar del cerdo). En Semana Santa predominan los dulces: pestiños, roscos de vino, huesos de santo, arroz con leche, papuecas...
Con el verano llegan los guisos alcalaínos, comidas entre amigos en el campo para degustar sobre todo un arroz caldoso o una secretaria (salsa de tomate, espárragos, champiñón y pollo) y en otoño se prepara la carne de membrillo, el pan de higo y el vino del terreno.
Historia
El hallazgo de numerosos restos arqueológicos atestiguan la presencia del hombre en la zona desde la prehistoria. De época romana se han encontrado numerosas inscripciones con los nombres de Ipocobulcola o Iliturgicola, que podrían haber sido los primeros topónimos de Alcalá la Real. Entre numerosos restos encontrados, destacamos una pequeña escultura de mármol que representa a Hércules.
Bajo el dominio musulmán, en el año 713, se empieza a tener noticias de Alcalá, con el nombre de Qal'at Astalir, configurándose como ciudad fortificada en la cima del cerro de la Mota. En el siglo XI, quedaría incluida en el reino de Granada. En el siglo XII, se constituye como señorío independiente bajo el mandato de la familia Banu Said, siendo esta la época de mayor esplendor de la historia musulmana de Alcalá, que empezaría a ser conocida como Qal'at Banu Said, o Alcalá de Benzaide, para las fuentes cristianas.
La conquista cristiana fue llevada a cabo por el rey Alfonso XI en el año 1341. Este le concede el título de Real que lleva en su nombre y el privilegio de fundar una abadía de Patronato Real. Tras la conquista de la ciudad, Alcalá jugará un papel muy importante, como zona fronteriza, en la toma del reino de Granada.
El título de ciudad se lo concede Juan II en el año 1432. El rey Enrique IV le da el título de "noble y leal" y los Reyes Católicos le conceden el de "Llave, guarda y defendimiento de los reinos de Castilla".
Finalizada la reconquista del reino de Granada, los alcalaínos dejarán atrás la seguridad de las murallas de la fortaleza, que se irá paulatinamente despoblando, ocupando la ladera oriental del cerro de la Mota hasta llegar al llano y ascender por el cerro de Las Cruces, situado frente al primero, y separados por el "Llanillo", nombre que hace referencia a la topografía del terreno: un llano situado entre dos cerros.
La ocupación francesa de la ciudad fortaleza, en 1810, y la posterior retirada de las tropas dejando este territorio a merced de las llamas de un incendio, unido a la desaparición de la Abadía a mediados del siglo XIX, sumirá a este entorno en un deterioro acelerado. Desde hace unos años se están llevando a cabo unas importantes labores de rehabilitación de este espacio monumental.
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