Este municipio forma parte de:
Beas de Segura - Jaén Paraíso Interior

Beas de Segura
Población situada al nordeste de la provincia, entre Sierra Morena y la Sierra de Segura, con un paisaje de grandes extensiones de olivares y zonas de monte. Parte de su término está incluido en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el mayor espacio protegido de España: laberinto orográfico de valles, calares, tajos, montañas y altiplanos de gran importancia hidrológica (por la gran cantidad de ríos y arroyos que de él manan); botánica (pino laricio, pino carrasco, pino negral y muchas especies endémicas); faunístico-cinegética y paisajística.
De todo lo cual se deriva que es uno de los espacios naturales más visitados y frecuentados del país. En su término se encuentra el Embalse del Tranco de Beas, uno de los lugares de mayor belleza de todo el Parque. El núcleo urbano presenta un aspecto tranquilo, blanco y armonioso, en el que destacan elementos como el Convento de las Carmelitas, el Puente Mocho, la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y el Palacio de los Sandovales.
Información
Zona turística: Sierras de Cazorla, Segura y las Villas
Distancia a la capital (km): 121
Altitud sobre el nivel del mar (m): 600
Extensión (Km2): 155
N° de Habitantes: 5591
Gentilicio: Beasenses
Código postal: 23280
- http://www.turismobeasdesegura.es/
- turismobeas@gmail.com
Culturalmente
Pocas villas pueden presumir de haber sido fuente de inspiración poética de algunos de los literatos más universales. Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o Francisco de Quevedo se sintieron cautivados por los parajes que encontraron en Beas de Segura, el principal núcleo de población de la Sierra de Segura, con una ubicación estratégica y un legado lleno de historia.
Pertenecen también al municipio las pedanías de Cañada Catena, Cuevas de Ambrosio, Cazona, Los Santiagos, Cortijo de las Piedras y Prados de Armijo entre otras. Arroyo del Ojanco también pertenecía a Beas de Segura, hasta su segregación en 2001.
Es el municipio más habitado de la Comarca de la Sierra de Segura, también una de las puertas de entrada al Parque Natural por la carretera A-314 (Segura-Cortijos Nuevos), una vez abandonada la Nacional 322 (Crta. Córdoba-Valencia).
Beas es un puente que enlaza el Campo de Montiel con el Alto Guadalquivir y paso obligado de la Baja Andalucía al Levante. Su nombre proviene del término latino Veha que significa camino o vía, por encontrarse en el cruce de tres vías romanas que se dirigían a la Sierra, al Levante y al Condado. Lo atraviesa el Río Beas.
Tiene 35 yacimientos arqueológicos en su término los que dan prueba de su historia. En el casco urbano nos encontraremos con arquitectura medieval, hi ...
Culturalmente
Pocas villas pueden presumir de haber sido fuente de inspiración poética de algunos de los literatos más universales. Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o Francisco de Quevedo se sintieron cautivados por los parajes que encontraron en Beas de Segura, el principal núcleo de población de la Sierra de Segura, con una ubicación estratégica y un legado lleno de historia.
Pertenecen también al municipio las pedanías de Cañada Catena, Cuevas de Ambrosio, Cazona, Los Santiagos, Cortijo de las Piedras y Prados de Armijo entre otras. Arroyo del Ojanco también pertenecía a Beas de Segura, hasta su segregación en 2001.
Es el municipio más habitado de la Comarca de la Sierra de Segura, también una de las puertas de entrada al Parque Natural por la carretera A-314 (Segura-Cortijos Nuevos), una vez abandonada la Nacional 322 (Crta. Córdoba-Valencia).
Beas es un puente que enlaza el Campo de Montiel con el Alto Guadalquivir y paso obligado de la Baja Andalucía al Levante. Su nombre proviene del término latino Veha que significa camino o vía, por encontrarse en el cruce de tres vías romanas que se dirigían a la Sierra, al Levante y al Condado. Lo atraviesa el Río Beas.
Tiene 35 yacimientos arqueológicos en su término los que dan prueba de su historia. En el casco urbano nos encontraremos con arquitectura medieval, hi ...
Culturalmente
Pocas villas pueden presumir de haber sido fuente de inspiración poética de algunos de los literatos más universales. Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o Francisco de Quevedo se sintieron cautivados por los parajes que encontraron en Beas de Segura, el principal núcleo de población de la Sierra de Segura, con una ubicación estratégica y un legado lleno de historia.
Pertenecen también al municipio las pedanías de Cañada Catena, Cuevas de Ambrosio, Cazona, Los Santiagos, Cortijo de las Piedras y Prados de Armijo entre otras. Arroyo del Ojanco también pertenecía a Beas de Segura, hasta su segregación en 2001.
Es el municipio más habitado de la Comarca de la Sierra de Segura, también una de las puertas de entrada al Parque Natural por la carretera A-314 (Segura-Cortijos Nuevos), una vez abandonada la Nacional 322 (Crta. Córdoba-Valencia).
Beas es un puente que enlaza el Campo de Montiel con el Alto Guadalquivir y paso obligado de la Baja Andalucía al Levante. Su nombre proviene del término latino Veha que significa camino o vía, por encontrarse en el cruce de tres vías romanas que se dirigían a la Sierra, al Levante y al Condado. Lo atraviesa el Río Beas.
Tiene 35 yacimientos arqueológicos en su término los que dan prueba de su historia. En el casco urbano nos encontraremos con arquitectura medieval, historicista de finales del XIX, etc. Beas de Segura también tiene aldeas que son una delicia para el visitante.
Destacamos los siguientes lugares de interés:
- Convento de las Carmelitas. Aquí tuvo lugar la primera fundación de Santa Teresa de Jesús en Andalucía en el año 1575. Tres años después llegó San Juan de la Cruz. De estilo renacentista en su iglesia destaca retablo mayor.
- Puente Mocho. Situado sobre el río Guadalimar, este puente que perteneció a la nueva Vía Augusta, está realizado en mampostería de piedra caliza. En sus inmediaciones se han hallado materiales del Paleolítico. Divide Beas de la vecina Chiclana de Segura.
- Iglesia de la Asunción. Es de origen medieval, pero fue reconstruida en 1825 tras la quema que sufrió años antes. En el siglo XIV se construyó la capilla donde fueron enterrados los caballeros que hicieron la incursión al territorio nazarita de Granada.
- Calle Uceda. La arquitectura historicista representativa del siglo XIX se alterna en esta vía con elementos neo árabes con lexicografías clasicistas y renacentistas. A destacar otra casa encalada con referencias califales con arcos de herradura y alfiz.
Sobre la Naturaleza
En su término municipal el viajero se sorprende con un paisaje de valles y montañas rodeados de un auténtico mar de olivos. La orografía del término es muy accidentada por los innumerables valles y montañas que se asientan. Montes como Pico Corencia, Piedra de Águila, Cerro de la Hoyera o Las Zanjas, con alturas por encima de los 1.000 metros, y parajes como la Cueva del Agua (muy cerca del pueblo y dividida en dos oquedades comunicadas por un pequeño pero profundo lago).
Destacan también los parajes del Soto, Palancares, Buenamar, Aceres, Pozo de la Nieve o Fuente Pinilla que merecen una atención de los amantes de la naturaleza y el senderismo. No menos sugerente resulta el Mirador de las Maravillas, en dirección hacia la aldea de Cañada Catena, un escarpe de piedra caliza sobre el valle del río Beas que da nombre al cortijo, utilizado como alojamiento rural.
Otro de los atractivos del municipio es el aeródromo de El Cornicabral, enclavado en plena N322, a unos cinco kilómetros del casco urbano de Beas. Cuenta con dos pistas cruzadas de 1.500 y 700 metros de longitud, dos hangares para aeronaves de 800 y 600 metros cuadrados y zona de acampada libre con edificio de servicios.
Fiestas y Eventos
El día 23 de enero se celebra la víspera del día de Nuestra Señora de la Paz donde las lumbres arden por todos los rincones de la localidad al tiempo que se degustan productos típicos. Tras la Semana Santa tiene lugar la gran fiesta local. Entre los días 22 y 25 de abril se celebran las fiestas de San Marcos que congregan a miles de personas de las más diversas procedencias en torno al correr de reses bravas, ensogadas por las calles de la localidad.
Aunque las primeras escaramuzas, para los más pequeños, comienzan la tarde del 23, la adrenalina se dispara cuando, una tras otra, van saltando las reses a la arena. Toros y vacas, entre nubes de polvo y gritería de los espectadores hasta contemplar casi la centena que, durante la tarde del 24 y todo el día 25, recorrerán las calles conducidas por cuadrillas encargadas de cuidarlos y guiarlos con una soga de entre 10 y 25 metros. Tras el periodo estival con las festividades de sus distintas aldeas ya celebradas, finaliza el ciclo festivo con la feria y fiestas del 17 al 20 de septiembre en honor de la Virgen de la Paz.
La Gastronomía
Beas siempre fue una tierra de paso para los pastores trashumantes que cruzaban las tierras manchegas buscando los pastos del sur para su ganado.
Fruto de esa herencia pastoril, en Beas se han conservado las tortas de pastor, hechas de harina, agua y sal y amasadas en una piel curtida de oveja o de cabra que el pastor llevaba en su itinerario. Estas tortas son la base de otras masas que se incorporan a los guisos, como los andrajos o galianos, donde la masa es cocida junto a la carne de caza y, en ocasiones, con trozos de bacalao.
A destacar también los hornazos de pascua, con varios huevos cocidos.
Historia
Beas de Segura es una villa cargada de historia. Su ocupación está documentada desde el Paleolítico Inferior. Fue en época romana cuando Beas se consolidó como núcleo urbano. De esa época quedan numerosas huellas, como villas, calzadas o el emblemático puente Mocho.
Durante el periodo islámico, la etapa de máximo esplendor de Beas se alcanzó en tiempos de Abderramán III donde formó parte del gran distrito de la Alpujarra y Elvira. De esa época fue su recinto fortificado, hoy ya desaparecido. Fernando III conquistó Beas entre los años 1224 y 1227 incorporándola a la Corona de Castilla, concediéndole como premio a su canciller don Juan, obispo de Osma, el castillo y la Villa de Beas, y este a su vez la permuta con el Maestre de Santiago a cambio de heredades. El título de Villa y otros privilegios lo recibió en 1239, y en el siglo XVI, según las Relaciones Topográficas de Felipe II, Beas aparece como un centro económico floreciente de la zona de Segura, con una fuerte actividad a agraria.
Tras la Reconquista estuvo incluida primero en la demarcación territorial de Toledo y dentro de la Encomienda de la Orden de Santiago, pasando, posteriormente, a la dependencia del Gobernador de Segura. Así formó parte del Común de Segura y todo su territorio se rigió por las Ordenanzas. Fue cruce de caminos, de ahí su nombre primitivo de Veha (camino o vía). Aquí se cruzan las tres vías romanas que se dirigían a la sierra, al Levante y a El Condado.
En la actualidad, Beas es uno de los principales centros económicos de la Sierra de Segura, de cuya comarca presume orgullosa a pesar de que en el pasado no perteneció a la Encomienda de Segura. Atravesada por el río Beas, la localidad está a caballo entre la Sierra de Segura y las tierras de El Condado y Sierra Morena. Beas de Segura ofrece al viajero un legado impregnado de historia, como lo prueban los 35 yacimientos arqueológicos localizados en su término.
Las piezas más antiguas, entre ellas las del señero Puente Mocho, se conservan en la sección arqueológica del Museo Provincial. Beas es una de las puertas del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas y excelente punto de partida para adentrarse por el interior de estas tierras majestuosas.
Antes, el viajero puede pasear su casco urbano, entre estrechas y tortuosas calles que dan testimonio de una rica arquitectura medieval e historicista de finales del XIX, como la calle Ángel Uceda y el edificio de la Antigua Carnicería. Sin embargo, su principal reclamo monumental es el Convento de las Carmelitas Descalzas, que Santa Teresa de Jesús fundó en unas casas propiedad de doña Catalina María de Sandoval y Godínez.
De estilo renacentista, el convento tiene una portada barroca y se estructura con el clásico arco de medio punto sobre impostas, con ménsula en la clave y rosetas. Sobre el friso con triglifos hay un frontón partido y escudos que enmarcan las pilastras y hornacina con San José y el Niño. Sobre el nicho, el escudo de la Orden. Un gran frontón triangular y pináculos rematan la fachada.
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