Bedmar y Garcíez - Jaén Paraíso Interior

Bedmar y Garcíez
Municipio que se extiende a los pies de Sierra Mágina, con un paisaje de terrenos abruptos, dedicados al cultivo de cereal y olivos.
Pertenece al Parque Natural de Sierra Mágina, que forma parte de la Subbética y que ofrece bellos y espectaculares paisajes. En cuanto a la vegetación, son frecuentes los encinares, quejigales, el pino carrasco y el salgareño. Es importante también su rica y variada fauna.
Está integrado por las localidades de Bedmar y la de Garcíez, siendo la primera la más importante. Bedmar posee una magnífica iglesia y Garcíez un interesante palacio, ambos renacentistas.
Su territorio se extiende desde el río Guadalquivir, al norte, hasta las altas cumbres de Sierra Mágina al sur, por lo que el término municipal está incluido en los límites del Parque Natural de Sierra Mágina, siendo variado y rico tanto en espacios naturales como transformados. Destaca el paraje del Adelfal de Cuadros, un bosque de ribera sobre el río Cuadros dominado por adelfas.
Desde el punto de vista patrimonial, la arquitectura de interés de Bedmar y Garcíez está representada por la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, construida entre los siglos XV y XVIII, sin olvidar el Castillo de Bedmar, declarado Monumento Histórico, o el Palacio de los Marqueses de Viana.
Información
Zona turística: Sierra Mágina
Distancia a la capital (km): 48
Altitud sobre el nivel del mar (m): 643
Extensión (Km2): 119
N° de Habitantes: 2682
Gentilicio: Bedmareño/a y Garcileño/a
Código postal: 23537
Cultura
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Bedmar. El edificio religioso de mayor valor artístico de Bedmar es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, cercana al castillo, construida en un desnivel del terreno, con magnífica sillería y notables portadas. La parte más antigua, gótica, son la cabecera y el crucero, con bóvedas estrelladas de terceletes. Las tres naves tienen columnas dóricas y arcos de medio punto renacentistas. Su torre, de planta cuadrangular, con cuatro arcos de medio punto para ubicar las campanas, se hace octogonal en el segundo cuerpo. En su interior conserva dos magníficos púlpitos del siglo XVIII y una pila bautismal del XVI.
Sus portadas son de sencilla estructura pero de gran interés ornamental. La principal, del XVII, abre con arco de medio punto, entre columnas jónicas, decorado geométricamente con rombos al estilo manierista. En el centro una hornacina acoge una escultura de la Inmaculada. Cuenta con otras dos portadas, ambas con arco de medio punto; la norte, de 1570, con cuidados flameros en los extremos de la cornisa, que se atribuye a Francisco del Castillo “el Mozo” y a su hermano Benito; y la sur, fechada en 1620, con escudo ovalado, aletones y pináculo.
- Palacio del Marqués de Viana.Entre la arquitectura civil destac ...
Cultura
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Bedmar. El edificio religioso de mayor valor artístico de Bedmar es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, cercana al castillo, construida en un desnivel del terreno, con magnífica sillería y notables portadas. La parte más antigua, gótica, son la cabecera y el crucero, con bóvedas estrelladas de terceletes. Las tres naves tienen columnas dóricas y arcos de medio punto renacentistas. Su torre, de planta cuadrangular, con cuatro arcos de medio punto para ubicar las campanas, se hace octogonal en el segundo cuerpo. En su interior conserva dos magníficos púlpitos del siglo XVIII y una pila bautismal del XVI.
Sus portadas son de sencilla estructura pero de gran interés ornamental. La principal, del XVII, abre con arco de medio punto, entre columnas jónicas, decorado geométricamente con rombos al estilo manierista. En el centro una hornacina acoge una escultura de la Inmaculada. Cuenta con otras dos portadas, ambas con arco de medio punto; la norte, de 1570, con cuidados flameros en los extremos de la cornisa, que se atribuye a Francisco del Castillo “el Mozo” y a su hermano Benito; y la sur, fechada en 1620, con escudo ovalado, aletones y pináculo.
- Palacio del Marqués de Viana.Entre la arquitectura civil destac ...
Cultura
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Bedmar. El edificio religioso de mayor valor artístico de Bedmar es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, cercana al castillo, construida en un desnivel del terreno, con magnífica sillería y notables portadas. La parte más antigua, gótica, son la cabecera y el crucero, con bóvedas estrelladas de terceletes. Las tres naves tienen columnas dóricas y arcos de medio punto renacentistas. Su torre, de planta cuadrangular, con cuatro arcos de medio punto para ubicar las campanas, se hace octogonal en el segundo cuerpo. En su interior conserva dos magníficos púlpitos del siglo XVIII y una pila bautismal del XVI.
Sus portadas son de sencilla estructura pero de gran interés ornamental. La principal, del XVII, abre con arco de medio punto, entre columnas jónicas, decorado geométricamente con rombos al estilo manierista. En el centro una hornacina acoge una escultura de la Inmaculada. Cuenta con otras dos portadas, ambas con arco de medio punto; la norte, de 1570, con cuidados flameros en los extremos de la cornisa, que se atribuye a Francisco del Castillo “el Mozo” y a su hermano Benito; y la sur, fechada en 1620, con escudo ovalado, aletones y pináculo.
- Palacio del Marqués de Viana.Entre la arquitectura civil destaca el palacio del Marqués de Viana, en el antiguo señorío de Garcíez, levantado en 1548 por Día Sánchez de Quesada y Leonor de Acuña, con una estructura y elementos inicialmente góticos que fueron ampliándose en los dos siglos siguientes. Se organiza en torno a un patio rectangular que presenta galerías con labores renacentistas en mármol; pero las grandes reformas se produjeron en el XVIII, al que pertenece la galería superior. La portada abre en arco carpanel sobre impostas con clave de acanto, aparece enmarcada en piedra de mármol por dos pilastras con capiteles jónicos, y la remata un entablamento con friso decorado con bucráneos. Recientemente, en 2006, ha sido declarado Bien de Interés Cultural.
- Santuario de Cuadros. Ya en las Relaciones de Felipe II, de 1575, se cita la gran devoción que en la comarca se sentía por la Virgen de Cuadros cuyo santuario, a cinco kilómetros de Bedmar, se levantó en 1615 formando conjunto con un torreón y un molino medievales.
Su aspecto exterior es poco estilizado pero vistoso por sus contrastes volumétricos. Realizado en mampostería, la portada enmarcada por cornisa moldurada abre con arco de medio punto sobre impostas con trasdós y enjutas lisos. En su eje se levanta una elevada espadaña de dos cuerpos, el inferior con dos arcos también de medio punto y el superior con uno, frontón triangular y jarroncillos. Conserva despiezada otra portada en piedra labrada que perteneció al palacio del Marqués de la Cueva.
- Castillos Viejo y Nuevo . Durante toda la Edad Media, Bedmar y Garcíez fue un bastión importante para la defensa del Guadalquivir y la protección de Baeza de los ataques musulmanes. Sus bien pertrechados castillos testimonian su importancia estratégica. El Castillo Viejo se levantaba en el lugar conocido como la Serrezuela, bien adaptado a la rocosidad del terreno, con obra de calicanto y refuerzos de mampostería. Pero la necesidad de un mejor baluarte de contención en territorio fronterizo ante la poderosa Granada hizo que, a partir de 1411, la orden de Santiago levantara el Castillo Nuevo, en la actual población, más acorde con las nuevas técnicas de la artillería, mejor dotado para repeler ataques y con más refinamientos poliorcéticos y estéticos. Ambos castillos fueron declarados Bienes de Interés Cultural en 1985.
- Torre de Cuadros. A cuatro kilómetros de Bedmar hacia el sur se levanta la torre-atalaya de Cuadros. De estructura cilíndrica, estrechas saeteras y mampostería regular, fortalecía la defensa del reino de Jaén en esta línea de frontera. En 1985 fue declarada Bien de Interés Cultural.
- Iglesia Parroquial de la Asunción de Garcíez. La portada presenta un arco de medio punto sobre impostas con clave resaltada en la que aparece la fecha de su construcción, el año 1574. Consta de una sola nave con testero plano, cubierta por bóveda de medio cañón con lunetos, mientras que el presbiterio se cubre con bóveda de media naranja.
Naturaleza
- Nacimiento del río Cuadros. También conocido como "Senda de los Adelfares", se trata de un bosque en galería, constituido por adelfas, que se desarrolla a lo largo del nacimiento del río Cuadros. Es la formación más extensa del sur de España, con un alto grado de conservación.
- Serrezuela de Bedmar. Este enclave natural se caracteriza por la presencia de amplias formaciones de esparto, materia prima para una de las artesanías más importantes de la comarca.
- Valle de Bedmar. Resaltar, desde el punto de vista paisajístico, las formaciones vegetales que se desarrollan en sus laderas, como el cornicabral, los tejos, el pinar de alta montaña, etc. Este valle destaca también por la presencia de feraces huertas que son regadas por las aguas del río.
Fiestas y eventos
Bedmar conserva su ciclo festivo basado en las faenas agrarias con algunas costumbres que aún perduran y otras que se han ido diluyendo con el paso de los tiempos.
Así es tradicional encender fogatas la víspera de San Antón –el 16 de enero–, en torno a las cuales se suelen tomar chuletas y palomitas, y sobre cuyas llamas saltan los mozos ayudándose de palos y cañas como si fueran pértigas.
La misma costumbre de encender lumbres existió para San Sebastián y para la Candelaria, donde las vísperas de esta fiesta los bedmareños solían ir al campo a tomar la “rosca” propia de ese día acompañándola de habas, las cuales han pasado a tener su tradición junto al aceite y el bacalado para el día de Andalucía.
Para la Pascua de Resurrección se siguen haciendo los tradicionales hornazos. Hasta no hace muchos años se celebraba el día de San Juan colocando ramas de higueras en las puertas bedmareñas, no faltando quien colocaba en ellas unos cuernos, más que con un sentido ofensivo de ocultas infidelidades, con el sentido de abundancia y prosperidad que simboliza el mítico “cuerno de la abundancia”.
El 15 de agosto se festeja la Virgen del Rosario, donde se canta a la aurora acompañados de guitarras, bandurrias y violines. En los primeros años de la década de los noventa del siglo XX se instituyeron las Ferias de Agosto, de carácter lúdico y cultural, como homenaje a los emigrantes bedmareños que durante este mes retornan a su pueblo de vacaciones, hoy en día, se conoce como el tradicional CULVE, con actividades deportivas, lúcicas y culturarles durante los meses de Junio, Julio y Agosto. Durante estas fiestas se suele compartir una monumental pipirrana que es degustada por todos los vecinos, concluyendo las mismas con una verbena popular que se realiza en el parque del Pilarejo.
Digno de mención es el ritual con el que en Garcíez se celebran las fiestas de su patrón San Marcos, las cuales duran entre el 23 y el 26 de abril, y en las que se procesiona al santo hasta las afueras del pueblo para que bendiga los campos y traiga agua para las cosechas. Durante esos días se prepara un guiso de habas secas y se hacen los denominados roscos de San Marcos, que serán repartidos entre los vecinos después de la procesión.
Pero sin lugar a dudas la fiesta de más hondo calado en Bedmar es la romería de la Virgen de Cuadros, que se celebra el último domingo de octubre. Tradicionalmente se hacía el 25 de dicho mes, trasladándose el 25 de septiembre desde su ermita en el paraje de Cuadros hasta Bedmar, donde es venerada por todos los vecinos. La Virgen de Cuadros es devotamente tenida como la Señora y Madre de Sierra Mágina, celebrándose esta romería desde el siglo XVI.
Gastronomía
Disfrutan Bedmar y Garcíez de la cocina propia de Sierra Mágina, de la que los productos de sus huertas y de la matanza del cerdo no le son ajenos. De los primeros sobresalen sus “espinacas guisadas”, rehogadas en el aceite de haber frito unos ajos, un picatoste y un pimiento rojo seco, dejándolas cocer, y cuajándoles unos huevos cuando empiecen a hervir.
No menos sabrosos son los “espárragos en salsa” o esparragados, o las habas tiernas que era tradición comerlas en el campo acompañando a la “rosca de la Candelaria”, o el puré hecho con las habas secas machacadas una vez que han sido guisadas con un sofrito de tomate. No son ajenos por estas tierras bedmareñas los muy extendidos por nuestra cocina provincial “andrajos”, ya sean de carne de caza, conejos o liebres, pero sobre todo con bacalao, almejas y calamares.
Viandas exquisitas del cerdo que se hacen por estas tierras son tanto la “morcilla de cebolla” como la de arroz, donde éste se cuece con el bodrio y con la manteca y se adereza con diversas hierbas y especias como el orégano, el pimentón, la nuez moscada, la alcaravea, o los granos de anís con clavo y canela. Destaca la llamada aquí “butifarra”, hecha con el hígado del cerdo y con las partes de la cabeza previamente cocidas, trituradas y embuchadas, sin olvidar el lomo de orza que con tanta maestría se prepara por estas tierras. Muy tradicional es el llamado “relleno”, tan propio de los tiempos de Carnaval, y hoy comida de todo el año, donde carne picada, tocino, trocitos de jamón y chorizo, huevos batidos con perejil y pan rallado, se embuchan en una tripa cular, o en el estómago de un cerdo, y se pone a cocinar en la misma olla que el cocido, abriéndolo luego en el plato para ser repartido y que sirve como acompañamiento del puchero.
Para la Pascua de Resurrección se siguen haciendo los tradicionales “hornazos”, y durante las fiestas patronales de Garcíez los denominados por ello “roscos de San Marcos”.
Historia
Las tierras que hoy ocupa el núcleo de Bedmar han sido habitadas desde la Prehistoria, lo cual no es de extrañar, si tenemos en cuenta la gran cantidad de cuevas y abrigos naturales que existen en estas laderas de Sierra Mágina. Al periodo ibérico corresponden los yacimientos arqueológicos de los Cornetales y del Cerrillo de los Ayozos, y los vestigios encontrados en otros puntos permiten documentar la presencia romana y visigoda en la zona. Precisamente es en este último periodo, el visigodo, cuando empieza a tomar cuerpo la villa de Bedmar.
El núcleo original estaba en Peña Marta, con un cinturón de muralla para refugiar a los habitantes del valle. La situación estratégica de Bedmar, dominando el valle del alto del río Guadalquivir, animó a la construcción de nuevas defensas desde los primeros momentos de la conquista musulmana. Así, ya en el siglo VIII, se levantó un segundo cinturón defensivo y se comenzó a edificar el castillo. En esta época se llamaba Bedmar “al-Matmar”, que significa silo y, por extensión, cueva. Es probable que el término se refiera a la cueva que se abre en la pared rocosa que domina la ciudad. Una cueva que estuvo integrada en el primitivo conjunto fortificado del que, todavía hoy, quedan restos: dos lienzos, parte de las torres y un aljibe adosado a las rocas.
Como tierra de frontera, la historia de Bedmar es azarosa en aquellos siglos. Varias veces conquistada por los castellanos y otras tantas recuperadas por los musulmanes, que se resistían a perder este baluarte en el límite norte del reino nazarita. El castillo de la ciudad, el torreón de Cuadros, el pequeño castillo de Fuensucia o el torreón de Fique, entre Bedmar y Baeza, son algunas construcciones de su sistema defensivo. Finalmente no fue la lucha, sino un tratado de paz (el de Sevilla en 1310 entre Fernando IV y el rey Nasr) el que determine el paso al dominio cristiano de la ciudad. Aun así, un siglo después, en 1417, los nazaritas del Reino de Granada intentarían tomar los castillos de Bedmar y Albanchez por sorpresa, pero no lo consiguieron.
A esas alturas la villa pertenecía ya a la Orden de Santiago y, con el final de la Guerra de Granada, estas tierras, hasta ahora muy inseguras, son repobladas. Así en el siglo XV se construyen nuevas casas, al principio próximas al castillo, pero luego desbordando los límites de la fortaleza. Los Reyes Católicos concedieron el privilegio de villa a Bedmar, que fue refrendado después por Carlos V. El rey Felipe II autorizó su venta a don Alonso de la Cueva en 1512. Ya separada de la Orden de Santiago, Bedmar fue cabeza de un marquesado. Como villa señorial, experimentó un importante crecimiento y renovación urbana. Del siglo XVII son las principales edificaciones: la ermita de Cuadros, la iglesia de la Asunción, la iglesia de la Concepción… En 1882 Alfonso XII concedió al ayuntamiento el tratamiento de ilustrísimo y reafirmó su escudo de armas.
Dominando la orilla contraria del río Cuadros, sobre un altozano, se encuentra Garcíez. Este núcleo, originado en una de las aldeas del término, tiene un origen señorial. En 1973 se inició un Expediente de Fusión Voluntaria con la vecina Bedmar, proceso que concluyó en 1977 con la fusión. El epílogo fue el conflicto entre el comprador de las propiedades del marquesado y los vecinos que, finalmente, se hicieron con esas propiedades agrupadas en una Sociedad de Transformación Agraria.
En los últimos años Bedmar, que presentaba todos los síntomas de pérdida y envejecimiento de la población propios de una comarca deprimida, ha cambiado las tendencias demográficas y la evolución económica. La iniciativa empresarial local, basada en la experiencia de los emigrantes, ha potenciado la industria agroalimentaria de transformación, principalmente espárragos y pimientos, abriendo nuevas expectativas de futuro.
Todos los años se celebra la Feria del Espárrago Blanco, un evento gastronómico con degustaciones de este manjar y otras actividades encaminadas a la fusión de la gastronomía y la cultura de la localidad y de la comarca de Sierra Mágina.
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