En cualquiera de las aldeas, incluso en los cascos antiguos de la mayoría de los pueblos, podemos observar la adaptación al medio. En las construcciones se aprecia la utilización de los materiales disponibles como toba (piedra caliza porosa), madera, caña, fibras vegetales, cal o teja, sin perder de vista la autosuficiencia en su construcción por parte de unas gentes que disponían de unos recursos muy limitados.
La piedra se ha empleado mayoritariamente en las construcciones tradicionales, normalmente sin modelar y unida mediante una masa elaborada a base de cal. Únicamente se retocaban las esquinas o las caras visibles, por lo que en estos casos se usaban piedras más blandas, como la toba. En el interior se utiliza el adobe, que es una mezcla de barro y paja, siendo un material barato y muy apto para su uso en interior.
La madera era el elemento más utilizado para los soportes interiores, mediante su uso como rollizos y cuartizos sobre los que se disponía la ta ...
En cualquiera de las aldeas, incluso en los cascos antiguos de la mayoría de los pueblos, podemos observar la adaptación al medio. En las construcciones se aprecia la utilización de los materiales disponibles como toba (piedra caliza porosa), madera, caña, fibras vegetales, cal o teja, sin perder de vista la autosuficiencia en su construcción por parte de unas gentes que disponían de unos recursos muy limitados.
La piedra se ha empleado mayoritariamente en las construcciones tradicionales, normalmente sin modelar y unida mediante una masa elaborada a base de cal. Únicamente se retocaban las esquinas o las caras visibles, por lo que en estos casos se usaban piedras más blandas, como la toba. En el interior se utiliza el adobe, que es una mezcla de barro y paja, siendo un material barato y muy apto para su uso en interior.
La madera era el elemento más utilizado para los soportes interiores, mediante su uso como rollizos y cuartizos sobre los que se disponía la ta ...
En cualquiera de las aldeas, incluso en los cascos antiguos de la mayoría de los pueblos, podemos observar la adaptación al medio. En las construcciones se aprecia la utilización de los materiales disponibles como toba (piedra caliza porosa), madera, caña, fibras vegetales, cal o teja, sin perder de vista la autosuficiencia en su construcción por parte de unas gentes que disponían de unos recursos muy limitados.
La piedra se ha empleado mayoritariamente en las construcciones tradicionales, normalmente sin modelar y unida mediante una masa elaborada a base de cal. Únicamente se retocaban las esquinas o las caras visibles, por lo que en estos casos se usaban piedras más blandas, como la toba. En el interior se utiliza el adobe, que es una mezcla de barro y paja, siendo un material barato y muy apto para su uso en interior.
La madera era el elemento más utilizado para los soportes interiores, mediante su uso como rollizos y cuartizos sobre los que se disponía la tablazón que constituía el techo y el suelo de la planta superior. Los tejados estaban realizados mediante una armadura de madera hecha con tablazón y rollizos. Junto a la importancia en la construcción, la madera era utilizada para puertas, ventanas y mobiliario.
Las construcciones se cubrían mediante tejas de tipo árabe, mediante el sistema de cobijas y canales, disponiéndose de forma que la parte más estrecha de cada una de ellas se solapara con la más ancha de la siguiente.
El interior de las viviendas era curioso, pues en muchos casos la vivienda estaba formada por la unión de partes de otras casas, o una parte a la que se añadía otra. Esto era fruto de herencias que repartían las casas entre sus hijos, lo que hacía necesario añadir habitaciones nuevas. En el interior la distribución era irregular y en ocasiones había escalones al pasar de una habitación a otra. La zona más fresca era la destinada a la despensa donde se ubicaban los jamones, orzas y otros productos. En el segundo piso se disponían las cámaras, unas estancias abuhardilladas que hacían las funciones de almacén y trastero en el que se guardaban recipientes para el grano y para la matanza.
Las aldeas se ubican sobre colinas en las que había nacimientos de agua y donde se podían construir caminos hacía las vías de comunicación; otras veces, en cambio, se construían junto cursos de agua en los valles.