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Vértigo Estival, primer día demostrando lo gigante de un festival pequeño.

Todo empieza por un cartel muy cuidado que se acompaña de la provincia, tales como los consolidados Guadalupe Plata o los emergentes Uniforms y Harakiri Beach, ganadores del VI Certamen nueva Escena Independiente Andaluza, que apelan a un encuentro que visibiliza la trayectoria musical de nuestra tierra. A esto añadimos bandas consagradas como Lagartija Nick o Rufus T. Firefly.

Más adelante, se añaden esa serie de actividades que hacemos durante el verano y que se hacen mucho más fáciles en recinto pequeño. Por ejemplo ir con la familia, darte un baño en una piscina, comer paella en hermandad, que te acompañe tu mascota, ir al baño sin hacer grandes colas u olvidarte de los abusivos golden tickets o entradas de primera fila.

Para la organización del Vértigo Estival, la simbiosis perfecta une la programación musical y la vida en la ciudad. Cuando el precio de un café o una bebida, es el justo, es cuando comienzan a cambiar también las perspectivas. Y es que lejos de asignar una etiqueta de festival pequeño “bueno” y festival grande “malo”, es necesario hablar de los dos formatos, ya que es necesario y también compatible.

Esta variedad de formatos es fundamental para comprender la relevancia de estos festivales como dinamizadores turísticos y culturales de muchas localidades. La realidad es que ya nadie duda que la música en directo se ha convertido en un motivo para viajar, y además para los artistas emergentes, una vía de promoción muy a tener en cuenta.

Volver a cruzarse con los grupos que viste hace tiempo en un gran festival y disfrutarlos a tan solo centímetros o metros de distancia, cambia el enfoque de un festival al uso y hace más fácil y accesible estas citas. Si miramos más allá, este tipo de festivales, generan cada año un sinfín de anécdotas para grupo y asistentes, cargadas de curiosidades que a veces son fruto de la empatía con los asistentes, la cercanía o simplemente lo lógico tras borrar la línea entre el escenario y el público, generando espacios escénicos donde vuelva a aparecer esa simbiosis; la ciudad y la música, el artista y el público.

Vértigo Estival mantiene intactas esas prácticas, desde sus orígenes y es por aferrarse a ellas por lo que precisamente mantiene su fuerza. Algo que cada vez se convierte más en una firma de identidad de los festivales de Jaén en Julio.