Los animales

El animal que hoy es el orgullo del parque es el quebrantahuesos. Tras extinguirse en 1986, su vuelta a estas sierras es fruto de un ambicioso y complejo proyecto de reintroducción. Su elegante silueta junto a los cantiles más agrestes es la mejor prueba de que el ser humano suma, puede corregir el rumbo y volver a vivir en armonía con el resto de la naturaleza, y reintroducirse en el sur de España, jugando este parque el papel de núcleo de cría y suelta en libertad, para el conjunto de la Comunidad Autónoma de Andalucía, y más allá. Ese sueño es posible en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Cuando vengas, lo comprobarás.

Una fauna abundante y original

Las cifras no dejan dudas acerca de la gran diversidad de la fauna de estas sierras. Ocupando un 0,41% de la superficie de España, los porcentajes de vertebrados de la fauna española presentes en el parque son impresionantes y lo acreditan como un enclave de gran concentración faunística:

Algunos de los animales del parque son altamente simbólicos de la relevancia ecológica de estas sierras. Además del ya citado quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), destacan:

La lagartija de Valverde (Algyroides marchi), que no se da en ningún otro lugar del mundo y vive cerca de arroyos de las zonas altas.

La graelsia (Graellsia isabelae ssp. ceballosi), una mariposa de gran tamaño, que es considerada la más bella de Europa y que tan sólo está presente en unos cuantos enclaves montañosos de España y Francia.

El sapo partero bético (Alytes dickilleni), exclu ...

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Los grandes mamíferos

El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas debe su popularidad, en gran parte, a que es la zona donde es más sencillo el avistamiento de la gran fauna ibérica en libertad.

Es frecuente observar a la cabra montés (Capra pyrenaica ssp.hispanica) en las zonas escarpadas y al muflón (Ovis musimon) en las áreas despejadas y rocosas. Los grupos de gamos (Dama dama) y ciervos (Cervus elaphus) son muy abundantes en los pinares y, cuando comienza el otoño, la berrea de los grandes venados es un espectáculo difícil de olvidar.

El jabalí (Sus scrofa) es otra especie habitual en el parque, llegando a ser familiar en algunos alojamientos turísticos donde se deja alimento a su disposición.

Los pequeños mamíferos

La ardilla (Sciurus vulgaris ssp. segurae) es el mamífero más fácil de observar en el parque, saltando con agilidad entre las ramas de los pinos y dejándo ver en el suelo y en los caminos el inconfundible rastro de sus piñas pulidas. La que vemos en el parque es una subespecie autóctona denominada ardilla segureña.

La gran cantidad de animales cazadores, a los que nunca les faltan las presas, es una prueba de la vitalidad de los ecosistemas del parque natural. Hay ocho especies de mamíferos carnívoros, entre ellos el tejón (Meles meles), la garduña (Martes foina), la gineta (Genetta genetta) y el escaso gato montés (Felis sylvestris). El zorro (Vulpes vulpes) es muy abundante, y los limpios ríos del Parque son la casa de una sus joyas faunísticas: la nutria (Lutra lutra).

Hay también simpáticos erizos (Erinaceus europaeus) y lirones caretos (Elioys quercinus), y una gran variedad de murciélagos, algunos de ellos en peligro de extinción, como el murciélago ratonero patudo (Myotis capaccinii).

Las rapaces

La gran cantidad de aves rapaces que sobrevuelan estas Sierras es otra evidencia de la buena salud ecológica de la que goza el parque natural, en el que pueden observarse nada menos que 23 de las 24 especies de rapaces diurnas ibéricas. De ellas, 15 se reproducen en el parque.

Este espacio está orgulloso de sus poblaciones de águila real (Aquila chrisaetos) y de halcón peregrino (Falco peregrinus) –el animal más veloz de la Tierra- cifradas cada una de ellas en una veintena larga de parejas. Más escaso es el alimoche (Neophron percnopterus), declarado en peligro de extinción en Andalucía. Sin embargo, el buitre leonado Gyps fulvus), con sus más de 500 parejas nidificantes, es muy fácil de avistar. Aunque nada resulta más excitante que ver la imponente silueta de alguno de los quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) que están siendo reintroducidos en el parque.

Cada primavera, las águilas culebreras (Circaetus gallicus) y las águilas calzadas (Hieraaetus pennatus) vuelven desde África con puntual fidelidad a hacer su nido en los bosques del Parque, donde compiten con especies residentes como el azor (Accipiter gentilis) y el gavilán (Accipiter nissus).

La noche tiene también sus cazadoras aladas: seis de las siete rapaces nocturnas ibéricas están presentes en el Parque. Entre ellas destaca el poderoso búho real (Bubo bubo), cuyo hondo reclamo aún puede escucharse en las espesuras. Como podrás oír, con mucha más frecuencia, el canto del cárabo (Strix aluco) en las zonas boscosas y el del autillo (Otus scops) en el entorno de casi todos los pueblos y aldeas.

Un mundo de alas

Otras muchas especies de aves pueblan el Parque. Sus enormes bosques albergan dos especies de pájaros carpinteros, el pico picapinos (Dendrocopos major) y el pito real (Picus viridis), conocido aquí como caballete por su peculiar canto, que recuerda el relincho de un caballo. Un ave especializada en este medio es el piquituerto (Loxia curvirostra), que se vale de su pico asimétrico para abrir con facilidad los piñones. Entre los pequeños pajarillos forestales destacan el agateador (Certhia brachydactyla), el trepador azul (Sitta europaea) y el reyezuelo listado (Regulus ignicapillus), junto a los abundantísimos herrerillos (Parus caeruleus, Parus cristatus), mitos (Aegithalos caudatus) y carboneros (Parus major, Parus ater).

El mirlo acuático&nbs ...

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Los anfibios

Una pequeña charca o una alberca bastan para poder observar a los muchos anfibios del parque, cuya presencia es sinónimo de un estado saludable del medio natural. Casi la mitad de las especies de anfibios españoles están presentes en estas sierras, faltando sólo en las cotas más altas.

Es frecuente la salamandra (Salamandra salamandra), inconfundible por el llamativo diseño negro y amarillo de su piel. Aquí se la conoce como tiro y también como lagarto de las nubes, porque se dejan ver con más frecuencia en los días húmedos o lluviosos.

Aunque escaso, el Parque cuenta con poblaciones de tritón jaspeado (Triturus marmoratus), muy raro en Andalucía oriental. El sapo partero bético (Alytes dickilleni), es uno de los endemismos más valiosos del Parque, ya que su distribución mundial se limita a unas cuantas sierras del sureste ibérico y está considerado como uno de los diez anfibios más amenazados de Europa.

Los reptiles

La lagartija de Valverde (Algyroides marchi) es uno de los emblemas de la fauna del parque, porque es un animal exclusivo de estas sierras, donde fue descubierto en 1958 por el biólogo José Antonio Valverde, uno de los grandes impulsores del Parque Nacional de Doñana y que fue, también, quien llamó la atención de la comunidad científica internacional a mediados del siglo XX sobre la presencia del quebrantahuesos en estos parajes. Esta lagartija, de color verde oscuro, se concentra en muy pocos enclaves, siempre umbríos, con bastante matorral y con puntos de agua próximos.

En el parque se han citado 21 especies de reptiles. Algunos de los más interesantes son el eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) y el eslizón tridáctilo (Chalcides chalcides), reptiles que se distinguen por la reducción de sus patas, de forma que reptan por el suelo como si fuesen culebras. Las lagartijas ibérica (Podarcis hispanicus) y colilarga (Psammodromus algirus) son abundantísimas, mientras no es difícil observar al llamativo lagarto ocelado (Lacerta lepida) tomando el sol sobre una roca. En el agua son frecuentes la culebra de agua (Natrix maura), que suele hacerse la muerta cuando se siente observada, y el apacible galápago leproso (Mauremys caspica).

Los peces

Las aguas rápidas, frías y transparentes de las zonas altas del Parque son el hábitat de otra de las joyas de su fauna: la trucha común (Salmo trutta), especie declarada en peligro de extinción en Andalucía y cuya captura sólo esta permitida en la modalidad de pesca sin muerte, siempre con licencia vigente de pesca y el permiso correspondiente, en determinados puntos.

El barbo gitano (Barbus sclateri) y la boga de río andaluza (Chondrostoma willkommii) prefieren las zonas medias y bajas de los ríos, así como los embalses del Tranco y Anchuricas. El cachuelo (Squalius pyrenaicus), el calandino (Leuciscus alburnoides) y la colmilleja (Cobitis paludica) están también presentes en nuestros ríos, además de especies introducidas como la trucha arco-iris (Oncorhynchus mykiss) y el black-bass o perca americana (Micropterus salmoides).

Mariposas, caracoles, cangrejos...

Los invertebrados –sobre todo los insectos- no suelen alcanzar las cotas de popularidad que otros grupos más llamativos de la fauna del parque. Sin embargo, su papel en las cadenas alimenticias o en procesos básicos como la polinización o el reciclado de materia orgánica los hace imprescindibles en su arquitectura ecológica.

Como en otros grupos faunísticos, también aquí el parque destaca por sus especies y subespecies exclusivas, teniéndose constancia de al menos 50 invertebrados endémicos. El parque es rico en diversidad de mariposas, ya que nada menos que el 44% de las mariposas diurnas de la Península Ibérica están aquí representadas, habiéndose citado más de 400 especies diurnas y nocturnas, de las cuales son endémicas al menos diez. También están presentes al menos un tercio de las especies de hormigas y un cuarto de las de avispas solitarias, abejas y abejorros.

Los pinares del parque albergan a la bellísima graelsia o mariposa< ...

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