Villa de Bruñel

Yacimientos Arqueológicos

Quesada. 23488, Quesada Cómo llegar

La villa romana de Bruñel es un claro exponente del paso de los romanos por Jaén, siendo un ejemplo de la típica villa romana bajo imperial y estando formado el yacimiento arqueológico por una necrópolis ibérica del siglo IV a. C. y una ocupación romana que se extiende desde el siglo II d. C. al siglo IV d. C.

Información

Horario

Solicitar visita concertada en la oficina de turismo de Quesada.
- De miércoles a sábado de 10:00 h. a 14:00 h. y de 17:00 h. a 20:00 h.

Entrada gratuita.

Centro de Interpretación:

De miércoles a sábado de 10:00 h. a 14:00 h. y de 16:00 h. a 19:00 h.

Domingos o festivos (si son lunes) de 10:00 h. a 14:30 h. Tarde cerrado.

Entrada gratuita.

El nombre de Bruñel procede de la palabra latina Balneum  (baño), con la evolución del mozárabe degeneró en la palabra Bruñel (balneario).

Pese a la evidente presente romana, se tiene constancia de una necrópolis íbera que data del siglo IV a. C. y la presencia de restos materiales y constructivos.

La villa de de Bruñel estaría enmarcada en el camino romano que conectaba Cástulo con la actual Guadix y, de acuerdo a la circunscripción romana, se adscribía a la provincia romana de la Carthaginense, con capital en Cartago Nova, actual Cartagena. La ocupación romana de la villa de Bruñel se remite a tres fases a lo largo de los siglos II y IV d. C. y acorde a su evolución, se puede distinguir los cambios socioeconómicos que sufrió la población hispanorromana.

Una primera fase correspondiente al siglo II d. C. y se conforma por un edificio de planta cruciforme irregular al que se asocian contrafuertes, una cisterna y un arco de estructura circular. El material empleado es el rico opus caementicium o cemento romano; además de estucos con decoración de grandes espejos bermellones, azul oscuro o verde, separados entre sí por bandas oscuras y columnas.

La segunda fase de la villa corresponde al siglo III d. C., tratándose de una villa bien conservada y con pretensiones. Destaca la presencia de un imponente atrium  con impluvium y un peristilo alrededor del cual que articulan la mayoría de las habitaciones y estancias. Destaca la decoración con la presencia de mosaicos con composiciones generalmente geométricas, con bandas esvásticas o trenzas de diferentes cabos o combinaciones de las anteriores con medallones con figuras humanas; así como  la presencia de estucos decorados en la mayoría de las habitaciones. Destaca el mosaico con figura de Tetis que se encuentra actualmente en el Museo de Jaén.

La tercera fase de la villa se adhiere al siglo IV d. C., siglo de modificaciones socioeconómicas que se reflejan en la villa, demoliéndose parte de la anterior fase y reemplazándose por otra edificación sin pretensiones, más enfocada a la actividad agropecuarias. Se tratan de dos edificios, uno de ellos rectangular con ábsides marcados en sus lados menores y otro edificio con un gran patio entorno al cuál se articulan diferentes habitaciones y estancias interconectadas con el peristilo mediante dos pasillos. Este último edificio se trataría de un patio-corral, siendo las distintas habitaciones sin pavimentar almacenes o cuadras. Mientras que el edificio rectangular, restos de la villa del siglo III d. C., se conservaría como villa urbana, es decir, la zona reservada como morada de los dueños.

El final de la villa aconteció consecuencia de un gran incendio, evidenciado por los restos carbonizados encontrados, aunque se discute si sucedió en el siglo V d. C. u VIII d. C.

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