Nacimiento de la Toba

El inicio de esta derivación se ubica en el nacimiento de agua de La Toba, lugar muy visitado, al que se accede desde la aldea caminando junto al arroyo que la atraviesa. Al dejar las últimas casas, paseamos entre una exuberante vegetación en torno al agua y a la zona de huerta que nos rodea. Entre berros y nogales, llegamos a una pared caliza donde se sitúa la cueva que da origen a esta caudalosa surgencia.

A partir del depósito de agua hay que seguir la estrecha pista que nos ha llevado hasta allí desde la aldea, para encontrar a los pocos metros la eras de trilla del cereal, ubicadas siempre en los lugares más estratégicos para aprovechar las corrientes de aire necesarias para el proceso del aventado. El camino discurre por zona de umbría, a cierta altura sobre el embalse, entre un frondoso bosque de pino laricio o salgareño, salpicado con bojedas, encinas, sabinas, enebros y arces.

En la parte inicial del recorrido llaman la atención los antiguos bancales, sobre los que cultivaban los habitantes de estas tierras, ahora en desuso, con cantidad de nogales y otros frutales que tapizan el paisaje de color en los meses otoñales.

A los 500 metros del inicio, pasamos junto a unos nogales con una pequeña fuente. Bajo nosotros, a orillas del embalse, observamos la pequeña iglesia de Las Casicas, vestigio de la primitiva aldea que fue reubicada algo más arriba en el valle cuando se construyó la presa. Arriba en la cumbre nos llamará la atención el Puntal de la Misa, la Cuerda del Mosco y Poyo Alto, y bajo ellos, los cortijos de Los Barranquillos o del Fontarrón resaltan entre los verdes bosques.