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Bosques Caducifolios de Alta Montaña

Parajes singulares

, Pozo Alcón

Collado del Cerecino

El paraje es realmente especial por la gran variedad de especies que encontramos. En él podemos pasear y disfrutar de uno de los pocos bosques caducifolios de alta montaña que han quedado en el Parque Natural.

Hoy ya no podemos definir como bosques a las escasas manchas que quedan, aunque en tiempos pasados se extendieran por amplias zonas de la alta montaña de estas sierras, vistiendo los valles y navas de frondosos bosques. En la actualidad su presencia se limita a pequeñas hoyas, barrancos y navillas en las que se acumula suelo profundo y fértil.

Estos bellísimos bosquetes están formados por arces (Acer granatense), mostajos (Sorbus aria), cerecinos (Prunus mahaleb) y quejigos (Quercus faginea), acompañados por un matorral de espinares con majuelos (Crataegus monogina), arros (Berberis vulgaris australis), escaramujos (Rosa spp.), madreselvas (Lonicera splendida, L. etrusca), sanjuaneros (Lonicera arborea) y espinos negros (Crataegus laciniata).

Te sugerimos:

  • Más adelante se encuentra Nava Noguera y el control de Rambla Seca, que marca la entrada a los Campos de Hernán Pelea, uno de los paisajes más originales y sobrecogedores del Parque.
  • Hay otros lugares muy accesibles donde podemos disfrutar de estos excepcionales bosquetes, como el entorno del Collado del Ventano en el Calar de Navalespino y el Barranco del Guadalentín.
  • No te pierdas estos bosquetes en otoño.

LOCALIZACIÓN

Accedemos por la carretera que va desde Vadillo Castril a Santiago de la Espada, que se torna en pista de tierra desde Los Collados, pero el firme es bueno y podemos llegar al punto de destino sin grandes problemas. Una vez que hemos ascendido hasta las Navas de San Pedro, ya vamos llaneando, llegamos al empalme de la Laguna de Valdeazores, que dista unos 9 km desde la Nava. Nos fijamos en el extraordinario paisaje, pues llevamos el barranco del Guadalentín a nuestra derecha. Al pasar por el Collado de la Zarca (en el que hay una pista a nuestra derecha, cortada al tráfico con una cadena), perdemos de vista del Barranco del Guadalentín y entramos en unas navillas. A menos de un kilómetro tras unas curvas se nos presentan a nuestra derecha, en sentido de la marcha, unas hoyas llenas de arboleda.

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