Arte Rupestre de Quesada

23480, Quesada Cómo llegar

El Arte Rupestre, "arte sobre roca", está compuesto por las manifestaciones pictóricas que nuestros remotos antepasados nos dejaron sobre las paredes de numerosas covachas y abrigos pétreos de nuestras sierras, en tiempos prehistóricos (en nuestra comarca, desde el Neolítico, hasta la Edad del Bronce).

Dichas manifestaciones más o menos realistas, pero generalmente esquemáticas, reproducen seres humanos, animales y símbolos, formando escenas aisladas. Las representaciones no solo evocan y relatan parte de la vida diaria, sino que nos dejan testimonio de su compleja y misteriosa espiritualidad.

Patrimonio de la Humanidad

La Sierra de Quesada alberga uno de los conjuntos de arte rupestre más destacados del Alto Guadalquivir por la gran cantidad de abrigos y cuevas donde dejaron sus arte estos primeros habitantes. En 1998 entró a formar parte del catálogo de la UNESCO como Patrimonio Mundial De La Humanidad.

Museos al aire libre

Estos yacimientos pueden considerarse como auténticos museos al aire libre, de valor incalculable, y cuya preservación atañe a todos y cada uno de los conciudadanos. Al visitarlos, hay que recordar  que contemplamos figuras realizadas por el hombre primitivo, no por eso menos humano e inteligente, hace más de 4.000 años. Todos son por ley, Bienes de Interés Cultural.

Visitar las pinturas

Visitar estos lugares puede resultar difícil y frustrante, no sólo por sus acceso; que puede resultar peligroso, sino porque a veces su estado de conservación es cuanto menos deficiente; por lo que se recomienda que se visiten con un especialista. Para ello, antes de programar la visita, es recomendable consultar con alguien familiarizado con el lugar (que aconseje y guíe) o incluso dejarse acompañar por un guía local responsable (es aconsejable ponerse en contacto con las autoridades locales o asociaciones).

Destaca el Abrigo de Manolo Vallejo, el Abrigo de el Encajero, el Abrigo del Cerro Vitar y las cuevas de la Hiedra y de Cabrera; en las que además de las pinturas rupestres se hallaron cerámicos y líticos que han permitido datar la primera ocupación humana de estas tierras en el III milenio a. C.