Cultura

• Castillo de Villardompardo. Se construye en la segunda mitad del siglo XIII, tras la conquista cristiana en 1245 por el rey Fernando III. Fue levantado sobre una colina pendiente y alargada en el centro de la población, siendo el recinto del castillo de forma trapezoidal. En la segunda mitad del siglo XIV se convirtió en residencia señorial, siendo reformado posteriormente en otras dos ocasiones. Lo más valioso de sus restos es la Torre del Homenaje, con forma cuadrada y de unos 20 m. de altura, levantada sobre suelo rocoso. Está estructurada en cuatro pisos sostenidos por fuertes vigas de madera, con grandes ventanales cubiertos con arcos escarzanos. La escalera se encuentra en la esquina norte. En el siglo XVI se realizaron obras importantes para convertirlo en castillo-palacio. De esa época es la portada de armónicas proporciones y representativa de su uso palaciego, contando con un arco de medio punto moldurado de grandes dovelas despiezadas, con ménsula en la clave que se apoya en pilastras de grandes dimensiones. Sobre el arco se alza el escudo nobiliario labrado del primer Conde de Villardompardo. En 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural.

• Iglesia de Nuestra Señora de Gracia. Está situada en el centro de la localidad, construida en el siglo XVI con mampostería y reforzada con contrafuertes laterales. Consta de una nave central y capilla. La portada presenta un sencillo arco de medio punto, y sobre su eje un nicho sin escultura, que cierra con un pequeño frontón triangular. La torre, de extraordinaria altura, es cuadrangular y consta de dos cuerpos separados por moldura que sobresalen respecto a la nave del templo, para culminar en un campanario de vanos adintelados y cerrados, con arcos ligeramente escarzanos y pináculos con bolas en las esquinas superiores.

• Otros lugares de interés son: Las ermitas de la Virgen de Atocha, de San Roque y el Ayuntamiento.

Naturaleza

El paisaje que nos ofrece Villardompardo es prácticamente llano, con lomas de pendientes muy suaves, y monótono, ya que se encuentra ocupado casi totalmente por el olivar. 

Atraviesa el término el arroyo Salado de Villares, de escaso caudal y que se seca con la llegada del estío por este motivo no se utiliza para el riego. La mayor parte de los cultivos son de secano.

Al igual que ocurre en la mayoría de las otras localidades de la campiña, la vegetación natural es prácticamente inexistente, y queda reducida a los linderos, caminos y riberas del arroyo Salado.

El olivo cumple un importante papel ecológico, en sus viejos troncos encuentran refugio numerosas aves, mamíferos y reptiles, y sus frutos son además un alimento de gran valor energético.

En el olivar puro son pocas las especies que aparecen de forma continuada, ya que más bien es utilizado como zona de alimentación o de paso por algunas especies. En él podemos observar especies como: el verdecillo y el verderón; y en invierno la curruca capirota, el petirrojo y el zorzal común.

La biodiversidad el olivar aumenta cuando junto a él aparecen arroyos con bosques de ribera o linderos de matorral mediterráneo, constituidos por carrizos, adelfas y tarajes. Así nos encontramos con: gorriones, pinzones, jilgueros, ruiseñores, cogujadas, codornices y cornejas. Anfibios: sapo común, rana verde, salamandra; reptiles: culebra bastarda, lagarto y lagartijas; mamíferos: liebres, conejos, zorros, tejones, jinetas…

La Charca de Pajarejo, al nordeste de la localidad, es una charca natural, que solo se forma cuando llueve abundantemente, funciona como un ecosistema húmedo temporal donde anidan distintas aves acuáticas.  

Fiestas y Eventos

Las fiestas tradicionales de Villardompardo están muy unidas a las tareas agrícolas:

• San Antón, el 17 de enero. La noche de la víspera se encienden hogueras año tras año a petición de los hermanos de la Hermandad de San Antón.

• La Candelaria y San Blas, días 2 y 3 de febrero. San Blas, protector de las enfermedades de garganta, en su honor se siguen elaborando las rosquillas que llevan su nombre y que se consumen este día.

• San Isidro Labrador. El día 15 de mayo. Se trata de una romería que se celebra desde 1968. Por la mañana los villarengos, muchos de jinetes o en carroza, parten en procesión portando al Santo hasta el paraje conocido como “Las Piedras de Eulogio”, donde se celebra la misa. Los vecinos pasan una animada jornada de convivencia.

• Festividad del Corpus Christi. Fiesta de especial interés en Villardompardo. Los vecinos se encargan de preparar altares, alfombrar y engalanar las calles que recorrerá la procesión eucarística. Altares adornados con motivos populares de gran belleza y calles cubiertas de flores.

• San Roque. Se festeja y venera a San Roque el día 16 de agosto, santo protector de plagas y epidemias, con actos lúdicos y religiosos. El día 14 se traslada al santo desde su ermita hasta la Iglesia Parroquial, y después de pedirle protección contra todo mal para los vecinos, la imagen es devuelta a su ermita.

• Noche de San Juan. También es costumbre celebrar la noche de San Juan, el 24 de junio, y para ese día se fabrican lámparas con sandías o calabazas huecas y dentro se colocan las velas encendidas. 

• Fiestas Patronales de San Francisco de Asís y la Virgen del Rosario. Se celebran entre los días 4 al 7 de septiembre en honor de sus Patronos.

Gastronomía

• “Hoyo”. El popular “hoyo” es pan preñado de aceite que se degusta junto al bacalao, aceitunas y vino. Acompañado de azúcar, ha sido durante décadas una de las meriendas infantiles más sanas.

• Las Migas, es el plato que cuenta con más solera entre los vecinos, siempre acompañadas de torreznos, chorizos, pimientos fritos, sardinas y arenques, y rematadas con aceitunas verdes, uvas o melón.

• Ensalada de alcauciles. Se prepara utilizando el cogollo de alcaucil, junto con tomate picado y algo de lechuga o escarola.

• “Aceite y vinagre”, lleva los mismos ingredientes que el salmorejo cordobés, pero con los trozos picados, no triturados.

• Potaje de bacalao, o potajes de vigilia que, no pueden faltar en Semana Santa.

También cuenta con una sabrosa repostería:

• “Roscos de sartén” y los “gusanillos”, que es como se denomina aquí a los “pestiños” de tanta presencia en la cocina provincial.

• “Hornazos”, bollo de pan que lleva un huevo cocido dentro. Se consumen la noche de Jueves Santo.

• “Bizcocho de la princesa”, son dulces parecidos a las tradicionales magdalenas, pero de menor tamaño y mucho más jugosas.

Historia

Los hallazgos de elementos arqueológicos anteriores a la Edad Media en Villardompardo, como hachas neolíticas, pilas romanas o pavimentos de ladrillo, nos indican que esa localidad había estado poblada en épocas anteriores.

En los alrededores del pueblo se han encontrado vestigios de presencia íbera y romana, incluso la posible existencia de villas rústicas dedicadas a la agricultura en lugares como las Piedras de la Rata y Cerro Pelado.

Sin embargo, no hay ninguna mención de Villardompardo hasta la conquista por Fernando III el Santo en 1245. El municipio era una pequeña alquería desolada por la guerra entre cristianos y musulmanes. Fue donada por el rey a un noble que le acompañaba, Don Pedro Aznar Pardo, de quien recibió el nombre (El Villar de Don Pardo), con el encargo de repoblarla y organizar un sistema defensivo adecuado. Es muy probable que en esa fecha se construyera el castillo, de menores dimensiones que el que contemplamos en la actualidad.

La inestabilidad de la guerra hizo que fuera devastada y repoblada sucesivamente hasta que, en 1371, el rey Enrique II la convirtió en un señorío encomendado a Don Pedro Ruiz de Torres, con el compromiso de repoblarla de nuevo.

En el siglo XV el castillo fue utilizado militarmente para luchar contra los caballeros de la Orden de Calatrava sublevados contra el rey Enrique IV. La localidad fue aumentando progresivamente sus privilegios y Felipe II en 1558 convirtió el señorío en condado, nombrando a Don Fernando de Portugal y Torres primer conde de Villardompardo. A él se deben las importantes obras realizadas en el Castillo en el siglo XVI para transformarlo en palacio residencial.

Bajo el régimen señorial, la población pasó por momentos de mucha dureza, hambrunas, guerras y epidemias hasta la Constitución de 1812, en la que se suprimen los señoríos y mayorazgos. Las dos desamortizaciones del siglo XIX, la de Mendizábal y la de Madoz, para que las tierras del Conde, las de la Iglesia y las comunales se pusieran en venta, fueron decisivas para que la economía del lugar y su población aumentara considerablemente.

La población se mantuvo hasta que en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, emigraron sus gentes hacia otras zonas de España más industrializadas o países europeos, buscando un mejor nivel de vida.