Chiclana de Segura - Jaén Paraíso Interior

Chiclana de Segura
Chiclana de Segura es un municipio que está situado al este de la comarca de El Condado y al nordeste de la provincia de Jaén, limitando con la comarca se Segura y la provincia de Ciudad Real.
Las dos terceras partes de su territorio es forestal, ocupando la zona norte. Esta área forestal se encuentra repoblada de coníferas, que alternan con zonas de matorral, ideal para las especies cinegéticas, tanto en la modalidad de caza mayor como menor.
El tercio sur del término es fundamentalmente olivarero, con partes dedicadas al cereal y a la huerta.
El entorno del río Guadalimar y el embalse del Guadalmena son espacios recreativos de gran interés, ideales para el contacto directo con la naturaleza.
De su patrimonio artístico destaca el castillo de origen árabe, la iglesia parroquial de San Pedro, construida a finales del siglo XVI y el primer tercio del XVII y la casa de la Encomienda, que sirvió de morada al poeta Jorge Manrique.
Información
Zona turística: Sierra Morena/Sierras de Andújar y Despeñaperros
Distancia a la capital (km): 130
Altitud sobre el nivel del mar (m): 900
Extensión (Km²): 236
N° de Habitantes: 1488
Gentilicio: Chiclaneros
Código postal: 23264
Cultura
Prácticamente desde cualquier punto del casco histórico de Chiclana de Segura, debido a la altura a la que está situado, obtendremos fantásticas imágenes del mar de olivos que inundan la zona. Al lado del cauce de los ríos quedan las tierras dedicadas a huertas, casi ocultas por la exuberante vegetación de ribera: sauces, álamos y mimbreras. También podremos observar las laderas más escarpadas, repobladas de coníferas y matorrales de las sierras que rodean esta localidad: la Sierra de Segura y Sierra Morena.
El casco urbano de Chiclana de Segura se encuentra a gran altura y parece encastrado en la misma roca. Sus calles serpenteantes, con las ventanas y balcones adornados de geranios, parecen que se desparraman por la pendiente de la ladera.
Accedemos a él a través de un túnel que nos introduce de repente en un pueblo con un aura medieval. Además de sorprendernos con caprichosos rincones, nos guarda una agradable sorpresa: las construcciones excavadas en la piedra, una sabiduría troglodita que hace posible contar con viviendas que conserven la misma temperatura todo el año.
- Castillo, situado en lo más alto del entorno, constituyó un lugar de vigilancia privilegiada durante siglos. Fue construido por los árabes, y de su solidez nos dan buena prueba los restos de los lienzos de sus destruidas murallas. Sus ...
Cultura
Prácticamente desde cualquier punto del casco histórico de Chiclana de Segura, debido a la altura a la que está situado, obtendremos fantásticas imágenes del mar de olivos que inundan la zona. Al lado del cauce de los ríos quedan las tierras dedicadas a huertas, casi ocultas por la exuberante vegetación de ribera: sauces, álamos y mimbreras. También podremos observar las laderas más escarpadas, repobladas de coníferas y matorrales de las sierras que rodean esta localidad: la Sierra de Segura y Sierra Morena.
El casco urbano de Chiclana de Segura se encuentra a gran altura y parece encastrado en la misma roca. Sus calles serpenteantes, con las ventanas y balcones adornados de geranios, parecen que se desparraman por la pendiente de la ladera.
Accedemos a él a través de un túnel que nos introduce de repente en un pueblo con un aura medieval. Además de sorprendernos con caprichosos rincones, nos guarda una agradable sorpresa: las construcciones excavadas en la piedra, una sabiduría troglodita que hace posible contar con viviendas que conserven la misma temperatura todo el año.
- Castillo, situado en lo más alto del entorno, constituyó un lugar de vigilancia privilegiada durante siglos. Fue construido por los árabes, y de su solidez nos dan buena prueba los restos de los lienzos de sus destruidas murallas. Sus ...
Cultura
Prácticamente desde cualquier punto del casco histórico de Chiclana de Segura, debido a la altura a la que está situado, obtendremos fantásticas imágenes del mar de olivos que inundan la zona. Al lado del cauce de los ríos quedan las tierras dedicadas a huertas, casi ocultas por la exuberante vegetación de ribera: sauces, álamos y mimbreras. También podremos observar las laderas más escarpadas, repobladas de coníferas y matorrales de las sierras que rodean esta localidad: la Sierra de Segura y Sierra Morena.
El casco urbano de Chiclana de Segura se encuentra a gran altura y parece encastrado en la misma roca. Sus calles serpenteantes, con las ventanas y balcones adornados de geranios, parecen que se desparraman por la pendiente de la ladera.
Accedemos a él a través de un túnel que nos introduce de repente en un pueblo con un aura medieval. Además de sorprendernos con caprichosos rincones, nos guarda una agradable sorpresa: las construcciones excavadas en la piedra, una sabiduría troglodita que hace posible contar con viviendas que conserven la misma temperatura todo el año.
- Castillo, situado en lo más alto del entorno, constituyó un lugar de vigilancia privilegiada durante siglos. Fue construido por los árabes, y de su solidez nos dan buena prueba los restos de los lienzos de sus destruidas murallas. Sus ruinas fueron declaradas en 1985, Bien de Interés Cultural. Desde su mirador, muy próximo a las ruinas del castillo, en lo alto de uno de los cerros más altos de todo el contorno, obtendremos impresionantes vistas de cuatro provincias distintas: Ciudad Real, Granada, Albacete y la propia de Jaén.
- La Iglesia parroquial de San Pedro. Se levanta en una explanada enclavada en un peñasco, en el solar de un antiguo templo medieval. La construcción se lleva a cabo entre finales del siglo XVI y el primer tercio del siglo XVII. Impresiona su aspecto exterior: magnifica sillería, contrafuertes y escalinata para acceder a la portada sur, que presenta un arco de medio punto flanqueado por pilastras cajeadas. El elemento más destacado es la torre, de planta cuadrada y dos cuerpos, el bajo con dos ventanas, y separada por una cornisa; el segundo cuerpo con bóveda de cañón y escalera de caracol. Rematando el conjunto una cornisa con tres gárgolas con figuras antropomórficas.
- Palacio de la Encomienda. Es un edificio barroco, conocido popularmente con la “Casa de la Inquisición”. Llama la atención la buena sillería y el patio de planta rectangular por sus zapatas, vigas de madera y columnas dóricas.
- Puente Mocho. Es un puente romano sobre el río Guadalimar que divide los términos de Chiclana de Segura y Beas de Segura. Y según documento de 1575, estando el paso entre ambos municipios “libres de impuestos”. Está construido en cantería alternada con mampostería y sustenta un tramo de la calzada romana que se corresponde con la Vía Cartaginesa. Con una longitud de casi cien metros y apoyado sobre seis ojos formados por bóvedas de medio cañón. El nombre de “mocho” es debido a que le falta el remate superior que actúa de barandilla.
Naturaleza
Puente Mocho. Este viejo puente romano, enclavado sobre el cauce del río Guadalimar y en el que encontraremos diversos arqueológicos en sus alrededores, nos ofrece una preciosa panorámica del contorno. Para desplazarnos hasta el lugar deberemos utilizar un vehículo, ya que se encuentra a 16 km. del casco urbano.
Prácticamente desde cualquier punto del casco histórico, debido a la altura a la que está situado, obtendremos fantásticas imágenes del mar de olivos que inundan la zona. Al lado del cauce de los ríos quedan las tierras dedicadas a huertas, casi ocultas por la exuberante vegetación de ribera: sauces, álamos y mimbreras. También podremos observar las laderas más escarpadas, repobladas de coníferas y matorrales de las sierras que rodean esta localidad: la Sierra de Segura y Sierra Morena.
La fauna cinegética, tanto de caza mayor como de caza menor, es abundante. Aquí encontraremos jabalíes, cabras montesas, gamos y ciervos; y otros como: liebres, conejos, codornices y perdices.
También será fácil avistar en el aire el vuelo majestuoso de las rapaces que anidan en estos roquedos.
Fiestas y Eventos
Las fiestas de Chiclana tienen como motivo principal la devoción que sienten por su patrona, la Virgen de Nazaret. El segundo domingo de mayo se lleva a cabo la popular “romería de la Carrasca” en honor de la patrona. Una romería a la que se unen los vecinos de la Venta de los Santos, pedanía que actualmente pertenece a Montizón. Una festividad que tiene una curiosa leyenda (La relatamos al final)
El día 8 de septiembre se vuelven a celebrar los festejos en honor de la patrona, dentro de los cuales tienen lugar los tradicionales encierros de reses bravas.
También desde tiempo inmemorial se celebra la festividad de San Marcos, surgida del voto que hicieron los chiclaneros al santo, patrono de los ganaderos y del campo, cuando se vieron amenazados por una plaga de langostas que se alimentaban con los panes del término de Chiclana y colindantes. A este hecho se debe la tradición de comer ese día, 25 de abril, los hornazos de San Marcos.
Desde el punto de vista folclórico, destaca un baile propio de la localidad consistente en una airosa jota.
Gastronomía
Entienden los chiclaneros de la buena mesa. Y su cocina se sustenta en dos ideas principales: utilizar el aceite virgen de oliva para sus guisos y emplear como ingredientes aquellos productos que obtienen de sus huertos, montes o ríos. Entre sus platos más tradicionales están:
- “Ajoharina” que es el plato más antiguo de la comarca, elaborado con patatas y verduras frescas que han de ser trabadas con harina y pimentón.
- “Andrajos de liebre”, donde al caldo de la carne, se le añade un sofrito de cebolla, tomate, pimiento y jirones de masa de harina. (De ahí su nombre, porque parecen jirones de tela rota).
- “Galianos”, una vianda ancestral que los pastores tomaban al pie de la cabaña. La galianera, es una torta de pan sin levadura que el pastor cocía en el cuero de una oveja.
- “Migas” acompañadas de aceitunas, rabanillos, torreznos y una fruta como el melón.
- “Gachamiga”, es una torta que se prepara con harina, patatas en rodajas y aceite de oliva, que se suelen acompañar de chorizo.
Historia
En el término de Chiclana se halló uno de los elementos más significativos de la cultura ibérica: una fíbula de plata maciza que, por uno de los lados, representa una escena de caza y, por el otro, una deidad femenina arropada por dos caballos. Esta pieza, junto a un conjunto de monedas encontradas, constituyen lo que se llamó “el tesoro de Chiclana”, fechados en torno a los siglos I y II a.C.
En la época romana se produce una proliferación de asentamientos agropecuarios en el término, villas, entre las que se cuenta la del Calar de la Muchacha.
Chiclana será conquistada por Fernando III en torno a 1235. El rey se la entregó a la Orden de Santiago, llegando a ser cabecera de la encomienda Santiaguista de Montizón-Chiclana. Y durante muchos años sería su comendador el guerrero-poeta Jorge Manrique, que era uno de los 13 caballeros dirigentes de la Orden de Santiago.
De los inicios de la época contemporánea señalar dos hechos: los destrozos ocasionados por las tropas napoleónicas en 1811 y las frecuentes correrías que en el marco de la I Guerra Carlista realizaron los partidarios, asolaron estas tierras en 1838.
La población pertenecía al Reino de Toledo y a la Orden de Santiago hasta la desaparición de las Órdenes militares en el siglo XIX. Posteriormente pasaría a depender de la abadía de Beas de Segura, del partido de Segura de la Sierra, por lo que a su tradicional nombre añadió lo de “Segura”.
Leyenda de la Virgen de Nazaret y del Cristo de la Expiración. Reflejamos aquí una leyenda que está arraigada en la población:
Cuenta la voz popular que cuando la Venta de los Santos pertenecía a Chiclana, tanto los chiclaneros como los venteros, celebraban la romería conjuntamente en honor de la Virgen de Nazaret y del Cristo de la Expiración en un lugar denominado el “Cortijillo de la Virgen”. Cuando en 1767 el rey Carlos III promulga el Fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, surgiendo así la nueva población de Montizón, a la que había de pertenecer Venta de los Santos, se produce un conflicto entre los feligreses para dilucidar quién se quedaría con la bella imagen gótica de la Virgen de Nazaret.
En el contencioso intervendrá el obispo, quien decide que se sorteen ambas imágenes, queriendo el azar que la imagen de la Virgen correspondiera a Venta de los Santos, mientras que la del Cristo a Chiclana.
Cuenta la leyenda que cuando los hijos de ambas poblaciones fueron a levantar las imágenes que les había correspondido en suerte, no pudieron levantarlas del peso que tenían. Decidieron cambiarse las cuadrillas de porteadores y los venteros pudieron levantar la imagen del Cristo y los chiclaneros la de la Virgen de Nazaret, lo que se interpretó como un designio divino de que la Virgen de Nazaret debería ser de Chiclana.
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